¿Te imaginas un mundo donde la inteligencia artificial hace todo el trabajo pesado y tú solo tienes que trabajar tres días a la semana? Suena bien, ¿no? Es la visión que ha compartido Bill Gates, y que otros gigantes de la tecnología como Sam Altman o Elon Musk también han apoyado. Pero algunos expertos se están bajando de ese tren futurista: creen que, lejos de liberarnos, la IA podría hacer que trabajemos más que nunca.
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De las promesas a la realidad: ¿menos trabajo o más estrés?
Bill Gates ha dicho que la IA podría encargarse de las tareas repetitivas y administrativas, permitiéndonos disfrutar de más tiempo libre. Pero según un número creciente de investigadores, esa idea es demasiado optimista (o simplemente poco realista). ¿La razón? La historia nos dice otra cosa.
Cada vez que una nueva tecnología ha llegado al entorno laboral —piensa en el correo electrónico, los smartphones o el mismísimo Internet— nos prometieron eficiencia, agilidad… y sí, un poco más de paz mental. ¿Y qué obtuvimos?
Correos urgentes a la medianoche, reuniones virtuales desde la cama y una constante sensación de que el trabajo nunca termina.
Automatización con más presión, no con más descanso
Gates imagina un escenario donde los empleados usan la IA para hacer más en menos tiempo. Pero los expertos advierten que eso, en la práctica, significa que te pedirán más cosas en ese mismo tiempo.
Antes, hacer un informe tomaba días. Ahora, si una IA te lo arma en minutos, tu jefe probablemente te pida tres informes más. ¿El resultado? Aumento de la productividad, sí, pero también de la carga mental y las expectativas. Así que, aunque las máquinas trabajen más rápido… los humanos seguimos corriendo detrás.
Hiperconectados 24/7: el riesgo de no apagar nunca
Otro punto que preocupa es la famosa “hiperconectividad”. Con la IA integrada en correos, chats y plataformas de trabajo remoto, cada mensaje puede parecer urgente y cada notificación, una llamada al deber.
Esto ya ocurre con apps como Slack o WhatsApp, que han hecho que muchos trabajadores sientan que siempre deben estar disponibles. Ahora, con sistemas que funcionan las 24 horas sin descanso, ¿quién se atreverá a poner el celular en modo avión?
¿Y la salud mental en todo esto?
La presión constante, la necesidad de aprender nuevas herramientas, y la competencia (real o percibida) con las máquinas pueden tener un precio alto. Expertos advierten que esto podría aumentar los casos de estrés, ansiedad o incluso el temido burnout.
Por eso, hay quienes piden repensar el futuro del trabajo con un enfoque más humano. Que la IA no sea solo una herramienta para aumentar cifras de productividad, sino también una oportunidad para equilibrar el bienestar laboral.
Entonces, ¿trabajaremos menos gracias a la IA?
Por ahora, parece que la respuesta no es tan clara. Lo que sí está claro es que la tecnología no se detiene, y que depende de cómo las empresas —y la sociedad— elijan usarla.
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Bill Gates sigue soñando con jornadas de tres días. Pero los expertos nos recuerdan que, si no ponemos límites, la IA no nos quitará trabajo… solo lo pondrá en una bandeja más grande.

