Una iniciativa coordinada por el Future of Life Institute (FLI) ha reunido a un grupo de alto perfil de la industria tecnológica, la academia y la política para emitir una solicitud contundente: frenar el avance de la Inteligencia Artificial (IA) debido al riesgo que representa para la humanidad.
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Entre los firmantes de la carta se encuentran figuras influyentes como Steve Wozniak (cofundador de Apple) y Elon Musk (fundador de Tesla, SpaceX y xAI), junto con expertos en IA, premios Nobel, y personalidades de amplio espectro ideológico. Incluso los Duques de Sussex, el príncipe Harry y Meghan Markle, se han unido a esta petición, reflejando la transversalidad de la preocupación.
El llamado a la prohibición inmediata y transparente
Lo que distingue esta petición de advertencias anteriores es el nivel de urgencia y la rotundidad de la medida solicitada. Los firmantes exigen una prohibición inmediata y total en el desarrollo de sistemas de Superinteligencia Artificial (ASI), aquellas máquinas hipotéticas con capacidad de superar a los humanos en todas las funciones cognitivas.
Según la carta, esta moratoria debe mantenerse hasta que se cumplan dos condiciones fundamentales:
- Exista un consenso científico amplio y verificable sobre la seguridad de estos sistemas.
- Se garantice un respaldo público y democrático al desarrollo.
El texto enfatiza que el futuro de estas tecnologías no puede quedar en manos exclusivas de un puñado de grandes corporaciones como OpenAI, Google o Meta, que actualmente compiten por alcanzar la Inteligencia Artificial General (AGI).
La preocupación central: La pérdida de control democrático
La preocupación principal radica en la velocidad con la que evoluciona la IA y la posibilidad de que los humanos pierdan el control sobre máquinas cada vez más autónomas. La carta del FLI pregunta: "¿Debemos arriesgarnos a perder el control de nuestra civilización?"
Más allá de los riesgos existenciales, los expertos señalan que el desarrollo sin regulación permite el uso de estas tecnologías para engañar, manipular o amplificar influencias negativas a una escala sin precedentes.
Anthony Aguirre, director del FLI, subraya la naturaleza democrática del problema: “Este camino ha sido elegido por las empresas y el sistema económico que las impulsa, pero casi nadie ha preguntado al resto de la humanidad si esto es lo que queremos”. Esta postura está respaldada por sondeos que indican que la mayoría de los adultos en EE.UU. exige una regulación estricta para garantizar la seguridad de la IA, incluso si esto implica ralentizar su desarrollo.