OpenAI, la compañía detrás de ChatGPT, ha realizado su movimiento más ambicioso hasta la fecha en su confrontación con Google al lanzar ChatGPT Atlas, su propio navegador web impulsado por Inteligencia Artificial (IA).
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Este lanzamiento no es una simple adición al mercado, sino una estrategia para redefinir cómo los usuarios interactúan con Internet y, en el proceso, amenazar el dominio de Google Chrome y su lucrativo modelo de negocio basado en la publicidad de las búsquedas. Tras el anuncio, las acciones de Alphabet (matriz de Google) sufrieron una caída inmediata en Wall Street.
El nuevo browser está disponible inicialmente para macOS, con planes de lanzamiento próximo para Windows, iOS y Android. Sorprendentemente, ChatGPT Atlas está construido sobre Chromium, el mismo motor de código abierto que impulsa a Chrome y a Microsoft Edge. Sin embargo, su diferenciación radica en que la IA de ChatGPT no es un complemento, sino el núcleo de la experiencia de navegación.
Los pilares de Atlas: Asistente, memoria y modo agente
ChatGPT Atlas transforma la navegación tradicional al integrar tres funciones clave que buscan sustituir la barra de URL y el clic por una interacción conversacional y proactiva:
- Asistente Contextual: El chatbot está disponible en una barra lateral en cualquier página web visitada, permitiendo al usuario resumir artículos extensos, analizar contenido o solicitar ayuda en tiempo real sobre lo que está viendo.
- Memoria del Navegador: Atlas ofrece una función opcional de “memoria” que recuerda detalles de la actividad previa del usuario (más allá del simple historial). Esto permite al asistente ofrecer sugerencias y respuestas más inteligentes, como crear una lista de tareas pendientes a partir de los documentos vistos recientemente o continuar una investigación previa sin repetir contexto.
- Modo Agente (Funciones de pago): La característica más disruptiva es el “Modo Agente”, una función avanzada (disponible para usuarios de ChatGPT Plus y Pro) que permite a la IA realizar tareas complejas y autónomas en nombre del usuario. En demostraciones, se ha visto a la IA desarrollar listas de ingredientes para una receta, acceder a una cuenta de Instacart (servicio de compra) y colocar los productos directamente en el carrito para la compra. Este modo está sujeto a restricciones de seguridad: no puede ejecutar código, descargar archivos ni interactuar con sitios financieros sin supervisión.

La batalla contra Google y el negocio de las búsquedas
El CEO de OpenAI, Sam Altman, ha manifestado que este navegador es “la manera en que creemos que la gente utilizará Internet en el futuro”, sugiriendo que la interfaz conversacional sustituirá la búsqueda tradicional. Al permitir que el asistente de Atlas ejecute tareas complejas directamente dentro de la interfaz (como reservas o compras) sin la necesidad de múltiples clics, OpenAI podría reducir drásticamente el tráfico hacia los enlaces de anuncios de búsqueda de Google, la principal fuente de ingresos de Alphabet.

Atlas entra en una “guerra de navegadores” donde la competencia ya no se mide por la velocidad, sino por la inteligencia. Enfrenta a Google Chrome, que está integrando su IA Gemini, y a otros contendientes como Perplexity Comet, un browser centrado en respuestas directas, y las propuestas de Opera. No obstante, OpenAI parte con la ventaja de contar con una base de 800 millones de usuarios semanales de ChatGPT, una masa crítica que podría acelerar su adopción.

