Una nueva cultura de trabajo intenso y sobriedad se consolida entre los jóvenes fundadores de startups de Silicon Valley. Lejos de las tradiciones de networking basadas en el alcohol, los emprendedores de la Generación Z están adoptando un estilo de vida ascético y de alta dedicación, donde la salud y el enfoque total en la empresa se han convertido en distintivos sociales para acceder a la élite tecnológica.
Lee también: Las 7 claves detrás del misterio alienígena del objeto interestelar 3I/ATLAS
Este fenómeno, impulsado por la nueva “fiebre del oro” de la Inteligencia Artificial, implica la adopción de rutinas que minimizan las distracciones. Como ejemplo, la prensa internacional perfiló a jóvenes fundadores que han reportado encadenar semanas de 92 horas de trabajo seguidas, como es el caso de Marty Kausas.
La fiesta es el hackathon: Sin alcohol ni distracciones
La transformación cultural en San Francisco es evidente en los entornos sociales profesionales. Los encuentros centrados en Inteligencia Artificial a menudo se caracterizan por la ausencia de alcohol, un cambio que refleja una tendencia global de la Generación Z hacia la moderación.
Este nuevo ecosistema valora la dedicación absoluta como una señal de compromiso ante inversores y pares, generando una redefinición de lo que significa “irse de fiesta”:
- Prioridad Absoluta: Los nuevos fundadores eligen un enfoque que pone los proyectos empresariales por encima del ocio tradicional.
- Modo Monje: La sobriedad se alinea con una filosofía de productividad total, inspirada por figuras públicas que promueven el biohacking o la minimización de la vida social, como Bryan Johnson o Sam Altman (Emprendedor).
- Vida Colectiva: Esta cultura se manifiesta en “casas de fundadores” y hackathones constantes, que difuminan intencionalmente la frontera entre el trabajo y la vida personal, operando la ciudad como un taller continuo para la construcción de la próxima compañía unicornio.
Sobriedad y sostenibilidad en un entorno extremo
Aunque la sobriedad forma parte de una tendencia más amplia de la Generación Z hacia la conciencia de la salud y el ahorro, su combinación con las jornadas maratonianas genera un debate sobre la sostenibilidad del modelo.
Mientras que la sobriedad por sí misma se relaciona con una mayor claridad mental y salud, el trabajo extremo que la acompaña plantea serios riesgos de burnout (agotamiento) y cuestiona si esta ética de “no dormir, no salir” es realmente productiva a largo plazo, o si solo es un requisito cultural para competir en la feroz carrera por la IA y la fortuna.