Mientras la industria tecnológica estadounidense se apresura a contener los efectos de la reciente medida del gobierno de Donald Trump, Europa ve una oportunidad para atraer a trabajadores extranjeros calificados. La nueva tarifa de 100.000 dólares anuales para las visas H-1B, utilizadas por decenas de miles de profesionales para trabajar en el sector tecnológico estadounidense, ha causado incertidumbre y descontento.
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Ante este panorama, gigantes como Amazon, Google y Microsoft han tenido que repatriar a sus empleados con visas H-1B y cancelar sus planes de viaje. Por su parte, las empresas europeas han lanzado una ofensiva para atraer a este talento desilusionado.
Oportunidad para las startups europeas
Varias empresas emergentes tecnológicas en Europa han comenzado a usar sus redes sociales para ofrecer puestos y visas. Fundadores como Barney Hussey-Yeo de la fintech británica Cleo y Victor Riparbelli de la startup de IA Synthesia han publicado mensajes en LinkedIn, asegurando a los trabajadores afectados que hay oportunidades para ellos en Europa con salarios competitivos y menos incertidumbre.
Incluso el gobierno británico ha visto la oportunidad, intensificando una campaña existente para eliminar los aranceles a las visas de talentos globales. La situación se presenta como un “regalo masivo para cada centro tecnológico en el extranjero”, según Garry Tan, CEO de la incubadora tecnológica Y Combinator, quien considera que el impuesto de la visa es un obstáculo para las startups pequeñas.
Impacto en la industria tecnológica de EE.UU.
Aunque los funcionarios del gobierno de EE.UU. han intentado calmar los temores, asegurando que la tarifa no aplicará a las renovaciones o a los visados existentes, las empresas no han bajado la guardia. Muchas han apresurado a sus trabajadores a regresar a EE.UU. antes del plazo del 21 de septiembre y les han aconsejado cancelar sus viajes futuros.
Las compañías estadounidenses están conscientes del daño que esta política puede causar. Si bien las grandes empresas pueden resistir el cambio, las startups se verán fuertemente afectadas, lo que podría perjudicar la capacidad de la industria para competir, especialmente en el ámbito de la inteligencia artificial.
La fricción entre el gobierno y el sector tecnológico estadounidense no es nueva, y es probable que las quejas de la industria no cambien la postura de la administración. La medida representa un movimiento político que utiliza la política migratoria para ejercer presión sobre el sector tecnológico.