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Elon Musk reveló cuál es su mayo preocupación hoy por hoy, y no son sus empresas

Olvida los cohetes, los autos eléctricos o la IA que hace memes: para Elon Musk, el gran problema de la humanidad hoy no está en Silicon Valley.

Elon Musk y secretario del Tesoro casi se agarran a golpes en la Casa Blanca
Elon Musk y secretario del Tesoro casi se agarran a golpes en la Casa Blanca

Puede que Elon Musk esté construyendo naves espaciales, robotaxis y redes sociales al mismo tiempo, pero cuando se pone serio, su mayor miedo no tiene que ver con la tecnología, sino con la natalidad. Sí, has leído bien: según él, la verdadera amenaza para la civilización no es el cambio climático ni una rebelión de la IA, sino que la gente ya no quiere tener hijos.

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En un evento del Wall Street Journal en 2021, lo dijo sin rodeos: “Si la gente no tiene más hijos, la civilización se va a desmoronar. Recuerden mis palabras.”Y vaya que lo hemos recordado.

Japón: el ejemplo que Musk repite como disco rayado

Elon no está solo lanzando teorías al viento. Ha puesto como ejemplo principal a Japón, un país donde la tasa de natalidad ha caído a niveles preocupantes (1,26 hijos por mujer, según cifras oficiales). El país enfrenta una población envejecida, una fuerza laboral en declive y más funerales que nacimientos.


Pero los expertos dicen: “Alto ahí, Elon”. Porque este fenómeno no es solo una cuestión de “no querer hijos”, sino un cóctel de condiciones sociales duras: empleos inestables, alquileres carísimos y una falta de políticas para conciliar trabajo y familia.

Básicamente, no es que la gente no quiera bebés… es que no puede permitírselos.

Musk, entre predicciones demográficas y controversias políticas

La cosa no se queda en la teoría. Musk ha llevado su cruzada natalista al plano político, apoyando públicamente a partidos de ultraderecha como Alternativa para Alemania (AfD).

Incluso ha participado en eventos con sus líderes, soltando perlas como que los alemanes deberían “superar la culpa del pasado”... provocando un escándalo internacional de proporciones galácticas.

Y claro, los efectos se sienten también en su billetera: la plataforma X (antes Twitter), que compró con la promesa de “libertad de expresión”, ha perdido hasta 75 millones de dólares en publicidad por sus declaraciones polémicas, algunas incluso tildadas de antisemitas.

Muchos anunciantes simplemente dijeron: “Gracias, pero no, Elon.”

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¿Tiene razón Elon o está exagerando (otra vez)?

Los demógrafos lo tienen claro: el mundo sí tiene una natalidad en descenso, pero eso no significa el fin de la civilización como en una película de ciencia ficción. Según el Banco Mundial, la población global sigue creciendo, gracias a la esperanza de vida más alta en la historia humana.

O sea, menos bebés, pero más abuelos con energía para rato.

       

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