China, que depende de los potentes procesadores de NVIDIA para sus proyectos de IA, ha recibido recientemente envíos de los modelos H20, diseñados específicamente para cumplir con restricciones estadounidenses.
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Pero ahora el propio mercado chino duda de su proveedor estrella y ha abierto una investigación oficial para determinar si estos chips esconden mecanismos de rastreo o “espionaje” por mandato de Washington.
El trasfondo de las restricciones comerciales
Desde 2022, el gobierno de EE. UU. ha endurecido las exportaciones de semiconductores hacia China, alegando riesgos de seguridad nacional y la posibilidad de uso militar. NVIDIA, Intel y AMD recibieron prohibiciones parciales, obligando a NVIDIA a crear versiones recortadas de sus productos estrella, como las GPU H20.
Estas tarjetas reducen un 40 % el ancho de banda de memoria y limitan las interconexiones NVLink, impidiendo su uso en superclústeres de IA a gran escala.
De comprador a investigador: la reacción china
Pese a estas adaptaciones, el gigante asiático no tiene reparos en utilizar la tecnología limitada. Sin embargo, el reciente anuncio del Ministerio de Industria y Tecnología de la Información (MIIT) chino revela que Pekín pretende verificar la integridad de los chips NVIDIA.
Las autoridades sospechan que, al igual que EE. UU. exploró instalar geolocalizadores en GPUs, NVIDIA podría haber incluido puertas traseras o módulos de monitoreo para reportar datos de uso o ubicación.
¿Qué irregularidades buscan las autoridades?
La investigación se enfocará en tres áreas clave:
- Firmware y microcódigo: explorarán si existen rutinas ocultas que envíen telemetría a servidores en el extranjero.
- Puertos de comunicación: comprobarán si las GPU mantienen conexiones no documentadas que podrían transmitir información.
- Certificados de seguridad: auditarán los procesos de firma digital y encriptación para hallar certificados no aprobados o modificados.
Implicaciones para la industria de IA china
Si el MIIT confirma la presencia de “chips espía”, NVIDIA podría enfrentar una suspensión de ventas en China, su segundo mayor mercado.
Esto afectaría a investigadores, universidades y startups de IA que han invertido masivamente en infraestructuras basadas en GPU de NVIDIA. Además, impulsaría el desarrollo de un ecosistema doméstico de semiconductores, con empresas como Huawei y SMIC ganando impulso para cubrir el vacío.
El futuro de la guerra de chips
La desconfianza mutua ilustra la creciente rivalidad tecnológica entre las dos potencias. Mientras EE. UU. refuerza sus controles de exportación, China profundiza su escrutinio a proveedores extranjeros.
El resultado podría ser una fragmentación del mercado global de semiconductores y una acelerada carrera interna por la autosuficiencia en chips de alto rendimiento.
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En este pulso geopolítico, la pregunta clave es si ambas naciones podrán equilibrar la seguridad nacional con la colaboración tecnológica necesaria para impulsar avances verdaderamente globales en inteligencia artificial.