Mientras muchos esperan a que Facebook cambie de nombre o persigue hologramas en el metaverso, Zuckerberg tiene los ojos puestos en algo mucho más terrenal (y portátil): gafas inteligentes que vean, oigan y piensen por nosotros.
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Según su última carta, este aparato será el próximo gran salto en cómo usamos la tecnología día a día.
De la pantalla al rostro
En un artículo de más de 600 palabras publicado en Instagram, Zuckerberg evita mencionar el metaverso y se centra en un futuro donde cada persona lleva encima su propia “superinteligencia”.
Esa potencia, defiende, no llegará a través de cascos de realidad virtual, sino con gafas Ray-Ban y Oakley Meta AI capaces de interpretar nuestro entorno y responder en tiempo real.
¿Qué es la “superinteligencia personal”?
Para Zuckerberg, no se trata solo de asistentes de voz o de consultas que escribimos en el móvil. Imagina un dispositivo que “ve” lo que ves, “oye” lo que oyes y te ofrece sugerencias contextuales sin levantarte un dedo.
Él sostiene que esto nos ayudará a alcanzar metas, crear proyectos, aprender idiomas, o incluso recordar el nombre de ese colega cuyo rostros conoces, pero del que siempre olvidas el nombre.
Primeros pasos torpes
En teoría, estas gafas suenan a ciencia ficción… y, en la práctica, apuntan a retos de usabilidad. Muchos usuarios han probado gadgets de IA portátiles —como el Rabbit R1— y se quejan de lo lentos e incómodos que resultan los comandos por voz.
Zuckerberg cree que la integración visual y auditiva mejorará drásticamente la experiencia, pero aún no hay pruebas masivas que confirmen que esta aproximación sea realmente más rápida o eficiente que teclear.
Una década decisiva
Según Zuckerberg, el resto de los años veinte será “el período decisivo” para que la superinteligencia se convierta en herramienta de empoderamiento o en una fuerza que automatice masivamente empleos.
Para entonces, veremos si esas gafas pueden realmente guiar viajes, gestionar citas o traducir conversaciones a tiempo real sin que parezca magia, sino simplemente parte de nuestra rutina.
Entre el entusiasmo y el escepticismo
Elon Musk, Sam Altman y otros líderes tecnológicos también predicen un amanecer de inteligencia artificial superior.
Sin embargo, mientras los directores ejecutivos debaten si la creación de GPT-5 o de sistemas similares será un don o una amenaza, Zuckerberg sale al paso con un accesorio tan cotidiano como unas gafas de sol.
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Veremos si su superinteligencia cabe en un pequeño armazón o si, al final, acabamos prefiriendo escribir en nuestros teclados de siempre.

