De fabricante de tarjetas gráficas a eje de la inteligencia artificial global. Nvidia comenzó como una empresa especializada en tarjetas gráficas para gamers. Pero lo que era una GPU para videojuegos hoy es el corazón de la revolución de la inteligencia artificial. Nvidia es mucho más.
Su arquitectura CUDA, sus centros de datos DGX, sus alianzas con las Big Tech y su capacidad para fabricar chips que manejan modelos LLM multimodales de billones de parámetros han convertido a Nvidia en el proveedor más codiciado del planeta.
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El chip H100 es ahora una especie de “petróleo digital” y su sucesor, el Blackwell B200, promete cuadruplicar el rendimiento de la generación anterior. Empresas como OpenAI, Google, Amazon, Meta, Tesla y ByteDance dependen de sus GPUs para entrenar y desplegar sus modelos de IA.

Pero ese liderazgo no está asegurado. Al contrario: el éxito de Nvidia ha encendido una guerra global por destronarla.
AMD no se queda de brazos cruzados: el as bajo la manga se llama MI300X
En junio de 2025, AMD ha pasado de ser “la alternativa” a ser un rival directo. Su nueva familia de chips, los Instinct MI300X, fue diseñada específicamente para modelos de IA generativa. No solo tienen memoria HBM3 aún más veloz que los H100 de Nvidia, sino que escala mejor en clústeres, lo que los hace ideales para centros de datos de ultra rendimiento.
Además, AMD tiene un as en la manga: está construyendo un ecosistema abierto, compatible con estándares como ROCm, que ofrece una alternativa a CUDA. El objetivo es romper la dependencia de software que tantas empresas tienen con Nvidia.
Ya hay rumores de que Microsoft y Oracle están probando clusters completos con chips de AMD para reducir su dependencia del monopolio verde.

Intel: el jugador silencioso que podría cambiar el juego
Aunque ha perdido protagonismo en el mercado de GPUs, Intel no ha salido del juego. Al contrario, ha invertido silenciosamente en el desarrollo de aceleradores neuromórficos, como su familia Gaudi.
En 2025, Intel sorprendió con el anuncio de Gaudi 3, un chip optimizado para IA generativa, que consume menos energía y es más económico de fabricar que sus rivales. Su rendimiento es menor que el de Nvidia y AMD, sí, pero su escalabilidad y costo por teraFLOP lo hacen muy atractivo para startups, gobiernos y centros de investigación.
Y lo más importante: Intel está colaborando con fabricantes israelíes y surcoreanos para descentralizar su cadena de suministro, algo que preocupa a Nvidia, cada vez más dependiente de TSMC.

China, el comodín geopolítico que podría reconfigurar toda la industria
Pero si hay un jugador que no puede ser subestimado, ese es China. Las sanciones estadounidenses han impedido que Nvidia venda sus chips H100 y B200 directamente a empresas chinas. ¿La respuesta? China está desarrollando sus propios chips de IA, y aunque todavía están detrás en rendimiento, avanzan a pasos de gigante.
Empresas como Huawei, Alibaba y Biren Technology ya han presentado chips propios capaces de ejecutar modelos como LLaMA, Ernie y Tongyi Qianwen, con una eficiencia energética notable.

Además, el gobierno chino ha lanzado un plan de inversión de más de 45 mil millones de dólares para lograr independencia en chips de IA antes de 2030.
El objetivo no es solo económico. Es estratégico. Y eso podría fragmentar el ecosistema global de inteligencia artificial.
¿Por qué los chips importan tanto en la carrera de la IA?
Los modelos de lenguaje, como GPT-4 o Gemini de Google, no existirían sin los chips de alto rendimiento que los hacen posibles. Entrenar uno de estos modelos puede requerir decenas de miles de GPUs trabajando en paralelo durante semanas, con un consumo energético descomunal.
Pero no se trata solo de potencia bruta. Se trata de:
- Eficiencia energética: entrenar sin fundir servidores
- Latencia baja: fundamental para respuestas en tiempo real
- Compatibilidad de software: entornos como CUDA, PyTorch, TensorFlow
- Escalabilidad: poder crecer sin reentrenar desde cero
Nvidia domina en todos esos frentes, pero la presión ya se siente.
El mercado reacciona: ¿burbuja o consolidación?
El dominio de Nvidia no solo es técnico. También es financiero. En junio 2025, Nvidia superó oficialmente los 4 billones de dólares en capitalización bursátil, convirtiéndose en la empresa más valiosa del planeta por encima de Apple y Microsoft.
Pero esa cifra ha generado debate: ¿estamos ante una burbuja especulativa, o ante la consolidación del nuevo eje de poder digital?

Inversores apuestan fuerte a que la IA será la base de toda tecnología futura, y que Nvidia es el proveedor clave. Pero también crecen las voces que alertan sobre una dependencia insostenible de un solo proveedor.
Y es ahí donde entran AMD, Intel, China… y hasta startups desconocidas.
¿Y Apple, Amazon, Tesla? También están en la guerra
No solo los fabricantes tradicionales están en esta batalla. Empresas como Apple (con su familia de chips M3 y M4), Amazon (con Trainium y Inferentia) y Tesla (con Dojo) están desarrollando chips propios para IA.
El objetivo es claro: dejar de depender de terceros.
Apple quiere llevar modelos LLM a sus dispositivos sin conexión. Amazon quiere optimizar su nube para IA generativa. Tesla quiere entrenar su red de conducción autónoma con chips diseñados 100% por ellos. La guerra de los chips ya no es solo entre Nvidia, AMD o Intel. Es un todos contra todos.
¿Quién ganará la batalla de los chips para IA?
Es tentador pensar que Nvidia ya ganó. Pero la historia de la tecnología está llena de gigantes que cayeron por subestimar a sus rivales. Blackberry, Nokia, Intel... todos tuvieron su momento de gloria. Y todos fueron desplazados.
Nvidia tiene la ventaja. Pero su modelo de negocios —cerrado, costoso, dependiente de TSMC— podría volverse un riesgo en un ecosistema donde la personalización, la eficiencia energética y la soberanía tecnológica se vuelven críticas.
Mientras tanto, AMD crece, Intel resiste, China avanza, y el resto del mundo se prepara para la próxima era de la inteligencia artificial.
El futuro de la IA está en el silicio... y en quién lo controle
La inteligencia artificial no es solo un software que predice palabras o genera imágenes. Es una infraestructura global que requiere energía, silicio, innovación, geopolítica y mucho dinero.
Nvidia lo entendió antes que nadie. Pero ahora, todos los demás lo saben también. Y por eso, la guerra de los chips recién empieza.

