Estados Unidos está presenciando una confrontación que parecía imposible hace apenas un año: Elon Musk y Donald Trump, dos de las figuras más influyentes (y controversiales) del país, han roto relaciones de forma pública, directa y explosiva. Lo que comenzó como una serie de indirectas en redes sociales se ha transformado en una guerra abierta con acusaciones graves, amenazas políticas y consecuencias económicas.
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Y como era de esperarse, el conflicto se viralizó de inmediato. Elon Musk, el hombre más rico del mundo, aprovechó su plataforma X (antes Twitter) para lanzar una serie de mensajes que, sin decirlo directamente, apuntan al corazón de la figura pública de Trump: su cercanía con el caso Epstein y su presunta complicidad en ocultar información sobre uno de los escándalos más turbios de las últimas décadas.

Trump, por su parte, no se quedó callado. El expresidente reaccionó con furia, prometiendo cortar todo tipo de contratos gubernamentales con las empresas de Musk —Tesla, SpaceX, Neuralink y otras— y deslizando que el empresario sudafricano se ha convertido en un “enemigo de la patria”.
¿Qué está pasando? ¿Qué hay detrás de este estallido entre dos pesos pesados del poder y la opinión pública? ¿Y qué rol juega el caso Epstein, uno de los expedientes más oscuros de la elite estadounidense? Vamos por partes.
La acusación de Musk: “Trump no quiere que se publiquen los archivos de Epstein… y eso lo dice todo”
El 4 de junio, Elon Musk compartió un post que no tardó en encender las redes. Respondía a un usuario que preguntaba por qué los archivos judiciales sobre el caso de Jeffrey Epstein —el financiero acusado de operar una red de tráfico sexual con vínculos a celebridades y políticos— aún no eran completamente públicos.

La respuesta de Musk fue breve, pero demoledora:
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“¿La verdadera razón por la que no han salido a la luz? Pregúntale a Trump”.
Con eso bastó. Más de 30 millones de visualizaciones, decenas de miles de retweets y un incendio mediático que se extendió a todos los rincones de Internet.
Aunque Musk no dio detalles, muchos interpretaron sus palabras como una acusación directa de encubrimiento. Trump fue amigo de Epstein en los años 90, e incluso lo invitó a varias fiestas privadas, aunque luego intentó tomar distancia. Los documentos judiciales filtrados mencionan su nombre, pero no lo incriminan directamente… al menos no todavía.
Epstein, el caso sin final que sigue salpicando a poderosos
Jeffrey Epstein fue arrestado en 2019 bajo cargos de tráfico sexual de menores. Tenía conexiones con figuras del poder como Bill Clinton, el príncipe Andrew, Bill Gates y, sí, Donald Trump.

Su muerte en prisión —oficialmente un suicidio— nunca convenció del todo. A lo largo de los años, múltiples investigaciones han intentado arrojar luz sobre el entramado de favores, chantajes y secretos que Epstein manejaba. Pero gran parte de los archivos judiciales siguen sellados o parcialmente censurados, y muchos sospechan que hay nombres que se están protegiendo deliberadamente.
Musk, al poner a Trump en el centro de esa conspiración, rompe un tabú que muy pocos habían osado desafiar públicamente.
Trump responde con amenazas: “Eliminaré los contratos de Elon Musk con el gobierno”
Horas después del mensaje de Musk, Trump respondió con su propio comunicado desde Truth Social, su red social personal. En él, acusó a Musk de:
- “Ingratitud total” por los subsidios federales que recibió Tesla durante su gobierno.
- Ser un “liberal disfrazado” que intenta destruir la unidad del país.
- Poner en riesgo la seguridad nacional al atacar a un Presidente.
Lo más grave fue su advertencia: “En caso de regresar a la Casa Blanca, cancelaré todos los contratos públicos y beneficios que reciban las empresas de Elon Musk. Ningún enemigo del pueblo debería enriquecerse con el dinero de los contribuyentes”.
Y sí, Musk se lo tomó en serio. Porque SpaceX mantiene acuerdos millonarios con la NASA, el Pentágono y otras agencias estadounidenses, además de contratos de infraestructura energética vinculados a Tesla y su subsidiaria de baterías, Powerwall.

Musk contraataca: “Trump debería ser destituido”
Como si no fuera suficiente, Elon Musk fue más allá al responder a un post que sugería que Donald Trump debería ser removido del cargo por obstrucción de justicia en el caso Epstein.
La respuesta de Musk fue un escueto “de acuerdo”.
Ese “sí” resonó como una bomba política. Musk, que alguna vez fue cercano a círculos republicanos, estaba ahora sugiriendo públicamente un juicio político o una destitución contra el líder de ese mismo partido.
¿Ruptura política? Musk propone fundar un nuevo partido
Mientras el conflicto con Trump escalaba, Musk publicó una encuesta dirigida a sus 200 millones de seguidores:
“¿Debería fundarse un nuevo partido político que represente al 80% de los estadounidenses que están en el centro y no en los extremos?”
El resultado fue rotundo: más del 85% de los votantes dijo que sí.
Esto se interpreta como un paso previo a la creación de un tercer partido político liderado por Musk, una idea que ha estado rondando desde 2022, pero que ahora toma fuerza con el quiebre definitivo con el trumpismo.

¿Quién pierde más con este conflicto?
Elon Musk controla una red de empresas clave para la tecnología, la energía y la infraestructura de EE.UU. Por su parte, Trump conserva una base política poderosa, especialmente en estados clave como Florida, Texas y Ohio.
Lo que comenzó como una sutil molestia mutua, explotó en una de las confrontaciones más inesperadas y disruptivas de los últimos tiempos. Elon Musk, el tecnólogo que decía ser “apolítico”, ahora está en guerra con una figura que representa una parte importante del establishment político conservador de EE.UU.
Si esto es un movimiento estratégico o una convicción moral, solo el tiempo lo dirá. Por ahora, una cosa es segura: Elon Musk ya no juega para nadie. Y eso puede cambiarlo todo.