Sí, y no es poca cosa. Alemania está considerando aplicar un impuesto del 10% a gigantes como Google y Facebook. La propuesta llega de la mano del flamante ministro de Cultura, Wolfram Weimer, y podría encender una chispa diplomática con... adivinaste: Estados Unidos y la administración Trump.
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Y justo cuando el canciller alemán, Friedrich Merz, estaría por hacer maletas rumbo a Washington. Aunque todavía no es oficial, el timing de esta propuesta no pasa desapercibido.
¿Por qué quieren ponerles un impuesto?
Weimer no se guardó nada. Según explicó a la revista Stern, estas grandes plataformas “ganan miles de millones en Alemania, usan su infraestructura, se benefician de su cultura... y casi no pagan impuestos ni invierten nada localmente”.
¿El resumen? Alemania siente que está poniendo mucho y recibiendo poco.
Mientras se redacta una propuesta legislativa, también están abiertos a una “solución más amistosa”: aportes voluntarios de parte de las plataformas. Aunque ya sabemos cómo suele terminar eso.
¿Y esto ya está aprobado?
Todavía no. El impuesto digital no figura entre las prioridades oficiales del nuevo gobierno, aunque ya había sido discutido a principios de año.
Pero si Alemania sigue adelante, se sumaría a un club que ya incluye a países como Francia, Italia, India y Canadá, todos con sus propias versiones del impuesto digital.
Claro que, como ya pasó durante el primer mandato de Trump, Estados Unidos podría contraatacar con aranceles a las importaciones. De hecho, Trump ya pidió reactivar esas investigaciones en febrero.
Un debate que va más allá del dinero
Para Weimer, no se trata solo de plata. También critica el poder descomunal que tienen estas plataformas para definir lo que se dice y se ve online. ¿Su ejemplo más llamativo?
Imaginá que Google decide, por presión política, cambiar el nombre del Golfo de México a “Golfo de América”. Con ese poder de moldear el lenguaje global, Weimer advierte: “Tenemos un problema”.
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Conclusión: Alemania quiere que las grandes plataformas digitales paguen su parte. Pero, como siempre, entre impuestos, diplomacia y libertad de expresión, este partido recién empieza.