Internet

El uso de la inteligencia artificial ha generado un problema poco conocido, pero bastante grave: El gasto energético

No todo ha sido perfecto con la llegada de la IA.

El uso de la inteligencia artificial ha generado un problema poco conocido, pero bastante grave AP (Richard Drew/AP)

La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una herramienta indispensable en nuestro día a día. Chatbots como ChatGPT o Gemini responden a nuestras preguntas, analizan textos y generan contenido, pero... ¿a qué precio? Detrás de estas herramientas se esconde un consumo energético descomunal que está poniendo en jaque al planeta.

PUBLICIDAD

Las alarmas se han encendido en el mundo tecnológico y científico: la inteligencia artificial (IA) podría estar devorando una cantidad de energía desorbitada, poniendo en riesgo la estabilidad energética del planeta. Detrás de la comodidad y las infinitas posibilidades que nos ofrecen herramientas como ChatGPT o Gemini se esconde un consumo energético que supera con creces nuestras expectativas.

¿Cuánto consume una simple búsqueda con IA?

Para ponerlo en perspectiva, una simple búsqueda en un chatbot de IA consume diez veces más electricidad que una búsqueda tradicional en Google. Es decir, lo equivalente a hablar una hora por teléfono. Una cantidad que, multiplicada por las millones de interacciones que se realizan a diario en estas plataformas, representa un consumo energético colosal.

Para entrenar solo a GPT-3, el modelo de lenguaje que impulsa a ChatGPT, se requirió la friolera de 700.000 litros de agua dulce. Una cantidad equivalente a la producción de 370 autos BMW o 320 vehículos eléctricos Tesla. Imaginemos la magnitud del impacto ambiental que esto genera, si lo extrapolamos a la gran cantidad de modelos de IA que existen y están en desarrollo.

Las advertencias de los expertos

Elon Musk, el magnate tecnológico, ha advertido sobre una posible “sequía de energía” en 2025, ya que la IA podría quedarse sin transformadores para abastecer su insaciable demanda. Por otro lado, La Agencia Internacional de la Energía (AIE) proyecta que los centros de datos que alimentan la IA consumirán más de 1.000 teravatios-hora en 2026. La misma cantidad de energía que consume Japón en un año.

Además, organizaciones medioambientales exigen a las empresas que regulen el consumo de recursos naturales en el desarrollo de IA, ya que el impacto ambiental de estas herramientas es cada vez más preocupante.

¿Qué podemos hacer?

Es hora de tomar cartas en el asunto y buscar soluciones para frenar este consumo energético desmedido de la IA. En diciembre de este año se celebrará la primera Conferencia Global sobre Energía e Inteligencia Artificial. Un encuentro crucial para debatir medidas como:

  • Regular las infraestructuras tecnológicas para evitar prácticas no éticas en el manejo de recursos.
  • Implementar tecnologías más eficientes en el desarrollo de IA.
  • Fomentar el uso de energías renovables para alimentar los centros de datos.
  • Crear campañas de concienciación sobre el impacto ambiental de la IA.

La IA es una herramienta poderosa que nos abre un sinfín de posibilidades, pero no podemos ignorar su impacto ambiental. Es necesario encontrar un equilibrio entre el desarrollo tecnológico y la sostenibilidad del planeta. La responsabilidad recae en empresas, gobiernos y usuarios para actuar de forma ética y responsable.

PUBLICIDAD

Tags


Lo Último