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¿Por qué Sam Altman, CEO de OpenAI, quiere salvar a la humanidad de la inteligencia artificial?

Si, es raro leerlo, pero el hombre detrás de ChatGPT tiene una justificación.

Sam Altman ha regresado oficialmente como director ejecutivo de OpenAI.| Foto: Steve Jennings
¿Por qué Sam Altman, CEO de OpenAI, quiere salvar a la humanidad de la inteligencia artificial?

La inteligencia artificial (IA) trae consigo grandes avances, pero también potenciales peligros, y parece que los grandes líderes tecnológicos lo tienen bastante claro. Un riesgo importante, por ejemplo, es el sesgo algorítmico: Si la IA se entrena con datos sesgados, puede perpetuar la discriminación y afectar negativamente a ciertos grupos.

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Otro peligro es la falta de transparencia. La complejidad de algunos sistemas de IA dificulta entender cómo toman decisiones o identificar errores. Esto genera dudas sobre la responsabilidad en caso de fallos o daños causados por la IA.

También existe el riesgo de perder control a medida que la IA se vuelve más sofisticada. Esto podría tener consecuencias graves en áreas sensibles como la toma de decisiones militares o la salud. Es crucial mantener el control humano sobre la IA y usarla de forma ética. La automatización impulsada por IA podría generar desempleo masivo, sobre todo en trabajos manuales o repetitivos. Esto podría aumentar la desigualdad económica y social.

Por último, la IA podría utilizarse con fines maliciosos, como el desarrollo de armas autónomas. Esto plantea preocupaciones éticas y de seguridad, ya que podría desestabilizar la paz mundial.

De hecho, Sam Altman, CEO de OpenAI (la empresa detrás del popular ChatGPT), ha pasado de ser un líder tecnológico a convertirse en un reformista social que aboga por cambios profundos para afrontar los desafíos que plantea la inteligencia artificial (IA).

La IA y el futuro de la humanidad: un debate crucial

Las últimas décadas han estado marcadas por debates sobre el impacto de la IA en la economía, la política y la sociedad. Algunos expertos apuestan por acelerar su desarrollo para aprovechar sus beneficios, mientras que otros advierten sobre sus posibles riesgos y piden cautela. En este contexto, Altman ha emergido como una voz singular.

Su experiencia en el desarrollo de IA le permite hablar desde una posición privilegiada, pero su enfoque va más allá de la mera tecnología.

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Altman no se limita a organizar protestas o desafiar el sistema desde abajo. Su reformismo social se basa en la racionalidad tecnológica y en la búsqueda de soluciones prácticas a los problemas que plantea la IA.

El ingreso básico universal como respuesta a la automatización

Una de las propuestas más radicales de Altman es el establecimiento de un ingreso básico universal (IBU). Argumenta que la IA automatizará gran parte del trabajo humano, dejando a muchos sin medios de subsistencia. Un IBU garantizaria un nivel de vida mínimo para todos, independientemente de su situación laboral.

Las ideas de Altman no se limitan a la justicia social. En entrevistas recientes, ha expresado su preocupación por la posibilidad de que la IA se vuelva tan poderosa que pueda suponer una amenaza para la supervivencia de la humanidad. Para evitar este escenario, propone la creación de una agencia internacional que regule y supervise los sistemas de IA más potentes. Esta agencia tendría la responsabilidad de garantizar que la IA se utilice de forma segura y responsable.

Las propuestas de Altman son ambiciosas y controvertidas, pero también ofrecen una visión esperanzadora. Su mensaje es claro: la IA puede ser una herramienta poderosa para mejorar la vida de las personas, pero debemos ser conscientes de sus riesgos y tomar las medidas necesarias para mitigarlos.

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