La infancia de Elon Musk estuvo colmada de muchas polémicas relacionadas al comportamiento de su padre, Errol Musk, con él y con sus hermanos. El mismo magnate, que ahora se alza como una de las personas con más dinero en el mundo, cuenta las adversidades que tuvo que superar en la Sudáfrica de los años 80.
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Una de ellas, revelada en la reciente biografía de Elon Musk, escrita por Walter Isaacson, fue la de un campamento al que decidimos llamar de terror, por todas las atrocidades que se vivían, dignas de una película de horror.
Cuando leemos este tipo de relatos contados por el mismo Elon Musk, es que se comienzan a comprender un poco más algunos de sus comportamientos erráticos, que lejos de justificarlos, lo único que estamos aclarando es que se entiende un poco más esa forma de actuar característica, que tiene el CEO de Tesla, SpaceX y X, entre otras tantas empresas.
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De acuerdo con una reseña de Infobae, Elon y uno de sus hermanos menores, llamado Kimbal, fueron enviados a un campamento de supervivencia para niños, al que conocían como veldskool, término que quiere decir algo así como “escuela de campo”.
Si bien la idea era que los niños aprendieran a tener contacto con la naturaleza y a vivir alejados de las entonces nacientes tecnologías, aquellos campamentos son descritos como el escenario perfecto para el acoso y la violencia.
“Aquello era demencial y alucinante”, recordó el mismo Elon Musk en la biografía, según el medio antes citado. La idea de estos campamentos, tan insólita como real, era fomentar la rivalidad entre niños. Los mandaban a una especie de campo con mínima ración de comida y agua, para motivarlos a pelear por recursos.
La idea de este tipo de campamentos era desarrollar habilidades de supervivencia, a punta de acoso y violencia, para que fuesen “más fuertes” ante las amenazas de la vida misma. Aunque para muchos pueda tener sentido, recordemos que estaban mandando a un niño de 12 años a esto.
Los encargados de estos lugares impulsaban a los niños a pelearse, a los puños y patadas, por comida o un lugar cómodo para dormir. Advertían a los pequeños, en ese entonces, que debían cuidarse ya que cada cierto tiempo uno de los niños no soportaba el estrés de estos campamentos y morían.
“No seas como aquel niño estúpida que murió hace algunos años”, les decía una voz a los niños, por los monitores, según cuenta Kimbal Musk.