Abrimos una suerte de apéndice en esta épica batalla del HDD vs. el SSD, para abordar uno de los momentos más tensos, incómodos y de miedo con el que más de uno nos hemos topado en alguna ocasión: ese momento de terror y sudor frío cuando conectamos nuestra unidad SSD de estado sólido a una PC con Windows y de la nada la PC ha dejado de leer que está conectado todo.
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La instalación de un nuevo SSD debería ser una tarea sencilla, pero en ocasiones, nos encontramos con algunos contratiempos, ya sea desde el primer momento de uso o incluso luego de varias sesiones de trabajo y lectura de archivos sin aparentes contratiempos.
Pero entonces, un día, conectamos la unidad como siempre y la computadora simplemente no detecta su presencia, lo que dispara la tensión hasta reventar el techo ya que ese dispositivo generalmente contiene imágenes, música, archivos de trabajo o en el peor de los casos hasta una partición de nuestro sistema operativo.
La PC no detecta la unidad SSD: es más común de lo que crees
Si te ha sucedido o si estás leyendo estas líneas porque tu unidad SSD acaba de presentar este fallo descrito arriba te tenemos una excelente noticia. No eres el único que ha pasado por esa pesadilla. De hecho, este problema es bastante frecuente, por lo que hemos creado esta guía para ayudarte a solucionarlo sin tantos problemas.
A continuación, te presentaremos varios métodos de solución de problemas y reparación, que seguramente te serán de verdadera ayuda si tu unidad SSD no tiene algún daño profundo que requiera intervención técnica especializada.
El primer paso: verifica la instalación correcta de tu SSD
Este paso es crucial cuando la unidad SSD es primaria o esclava conectada directamente a nuestro CPU. Hay que revisar con detenimiento si la alimentación de dispositivo con el cable SATA correspondiente ha sido enchufada bien. Siempre en caso de duda la máxima recomendación es desconectar y vuelve a conectar todo el cableado.
Para las unidades SSD NVMe, asegúrate de que la ranura elegida admita el tamaño y tipo de unidad. Las generaciones más antiguas de PCI Express deberían ser compatibles con las más nuevas, aunque a velocidades reducidas, pero a veces puede haber fallos.
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Si se trata de una unidad con su enclosure independiente conectada por USB es recomendable verificar que el cable esté bien conectado en ambos extremo y que el puerto de la computadora sí esté funcionando correctamente.
Muchas veces este último detalle es el origen del error.
La prueba de fuego: inicializar la unidad SSD
La mayoría de las veces, sobre todo si acabas de usar esa unidad SSD en una Mac, Windows no reconoce una unidad nueva hasta que la inicializas de manera forzada. La buena noticia es que resulta bastante sencillo hacerlo siguiendo estos pasos:
- Presiona la tecla Windows + X y selecciona la opción de “Administración de discos”.
- Ubica tu nueva unidad. Puedes identificarla por su letra de unidad o por su capacidad.
- Si la unidad no está inicializada, tendrá una barra negra en la parte superior del espacio no asignado y un icono de círculo rojo junto al nombre.
- En caso de que todo sea así como se describe entonces da clic derecho en la unidad y selecciona “Inicializar disco”.
- Elige el estilo de partición que prefieras: MBR o GPT. GPT es por lo general la opción más recomendada.
- Haz clic en “Aceptar” y espera a que la unidad se inicialice.
- Haz clic derecho en el espacio no asignado, selecciona “Nuevo volumen simple” y sigue las instrucciones para crearlo.
¡Listo! Con estos pasos podremos arrancar por completo nuestra unidad de memoria y recuperar la tranquilidad.
Formatear la unidad SSD siempre es la última opción
Es posible que un problema de configuración de la unidad SSD esté impidiendo su detección. Comenzar de cero podría ser la solución. Pero ojo, al hacerlo perderemos absolutamente toda la información de la unidad. Así que en realidad no recomendamos hacerlo a menos que deseen usar el almacenamiento sin salvar la información.
Para hacerlo volvemos a presionar la tecla Windows + X y seleccionamos la opción de “Administración de discos”. Ahí damos clic derecho sobre la unidad en cuestión y elegimos la opción de “Formatear”. Luego sigue los pasos y quedará como nuevo en teoría.
Aquí hay que poner atención en los tiempos de lectura y escritura de los archivos, si notamos que son mucho más lentos de lo que eran antes lo más probable es que el disco esté dañado.