La inteligencia artificial está en boga desde al menos un año. Todo comenzó con la masificación de ChatGPT, que revolucionó el mundo de la tecnología y abrió las puertas para que otras compañías se arriesgaran con estos avances. No obstante, la IA comenzó mucho antes de que la era Sam Altman se volviera cada vez más popular. De hecho, es un término que tuvo sus inicios en la década de 1950 y que en realidad venía pensándose desde hace un siglo atrás.
Según información compartida por la Unesco, en 1956 y en el marco de un curso de verano en Dartmouth College, Estados Unidos, se acuñó por primera vez el término de inteligencia artificial. ¿Los encargados? Allen Newell, Cliff Shaw y Herbert Simon, quienes eran un investigador en informática y psicólogo cognitivo, un programador de sistemas y un economista e investigador de la psicología cognitiva y la informática, respectivamente.
El origen de la inteligencia artificial
Por aquella época, los científicos presentaron un proyecto titulado “La máquina lógica”, cuyo diseño servía para simular el proceso humano detrás de la resolución de problemas. Se trataba de un avance notable, ya que aún no existían los computadores inteligentes o los asistentes virtuales.
Aquel fue el cimiento de este concepto de IA, ya que orientó el futuro de las investigaciones hacia esa dirección. Por ejemplo, inspiró al matemático Alan Turing a indagar sobre la posibilidad de que las máquinas emulasen el pensamiento, la comprensión y el aprendizaje de los seres humanos.
Una década después el Massachusetts Institute of Technology (MIT) desarrolló ELIZA, considerado el primer chatbot del mundo y un invento revolucionario para su época.
Más allá de 1956: La IA antes de ser conocida
Pero tal como se titula este artículo, la inteligencia artificial en realidad data del siglo XIX. Según replica el medio local Biobío, los investigadores del Departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad de Chile, Claudio Gutiérrez y Andrés Abeliuk, opinan que la IA se concibió en 1842.
Específicamente, ellos proponen que Ada Lovelace, una matemática de la época, podría haber desarrollado la primera forma de IA tras lograr programar un algoritmo capaz de crear piezas musicales complejas, mucho antes de que el término “inteligencia artificial” fuera oficialmente incorporado.
Y si bien esto esto es sólo una hipótesis, lo cierto es que Lovelace fue la primera persona en darse cuenta de que las máquinas podían ir más allá de los cálculos. De hecho fue la responsable de publicar el primer algoritmo que podía ser ejecutado por un aparato tecnológico y se le considera como la primera programadora de la historia.
