En un giro absolutamente inesperado el hombre más rico del mundo Elon Musk, ha presentado una demanda contra OpenAI la organización sin fines de lucro creadora de ChatGPT (que él mismo co-fundó) y contra su CEO, Sam Altman.
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En su denuncia el ejecutivo alega que la empresa ha abandonado su objetivo original de desarrollar tecnología de Inteligencia Artificial (IA) en beneficio de la humanidad para perseguir la generación de ganancias.
Con ello se abre un nuevo episodio en la rivalidad cada más agresiva entre Sam Altman y el propio Elon, quien a lo largo de 2023 se mantuvo muy abierto sobre los desencuentros con su ex compañero.
A la par que criticó duramente a OpenAI en cada oportunidad, sobre todo tras recibir la inyección de fondos por parte de Microsoft.
Por su parte el actual CEO de la compañía detrás de ChatGPT también se mostró no precisamente cordial con Elon, reconociendo cómo resultó ser un imán para atraer talento al proyecto pero calificándolo de “idiota”.
Aunque llevar el tema a los tribunales parece ahora como una suerte de medida extrema, poco cordial y que seguramente dará mucho de qué hablar en la industria.
Elon Musk demanda a OpenAI y Sam Altman por lo que han hecho con ChatGPT
En la demanda, presentada ante un tribunal de San Francisco, Elon Musk denuncia que la asociación de OpenAI con Microsoft ha transformado a la organización en “una subsidiaria de facto de código cerrado” de la gigante tecnológica.
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Debido a ello estaría priorizando el objetivo de maximizar sus beneficios sobre la transparencia y el acceso público a la tecnología. Esto último se supone que era el fin mayor de la compañía.
De hecho, Elon, quien cofundó OpenAI en 2015 pero ya no posee acciones en la empresa, va un paso más lejos todavía y argumenta que la decisión de mantener el diseño del modelo GPT-4 en secreto viola el acuerdo fundacional de la organización, que se comprometió a convertirla en una entidad sin fines de lucro con tecnología de código abierto.
La demanda también critica la decisión de OpenAI de licenciar GPT-4 a Microsoft de forma exclusiva, convirtiéndolo en “una propiedad de facto de Microsoft”.
Según Musk, esto limita el desarrollo de la IA y concentra el poder en manos de una sola empresa. Algo que estaría violando los propios estatutos de la organización en su concepción original.
La demanda de Musk ha generado reacciones encontradas en la comunidad de la IA. Algunos expertos coinciden en que OpenAI se ha desviado de su misión original.
Mientras que otros consideran que la asociación con Microsoft es necesaria para asegurar su supervivencia, el desarrollo y la financiación de la tecnología.
Las consecuencias de la demanda aún son inciertas. Es posible que el caso llegue a juicio, lo que podría tener un impacto significativo en el futuro de OpenAI.