Cuando pensamos en los más grandes analistas, filósofos y especialistas vivos en este siglo XXI sin lugar a dudas uno de los primeros sujetos que vienen a nuestra mente es Noam Chomsky. Pero incluso conociendo su obra y trayectoria es probable que jamás imagináramos que el sujeto tenía una opinión muy concreta sobre ChatGPT y los sistemas de Inteligencia Artificial que reinan internet hoy en día.
Nadie lo vio venir, estas plataformas de IA eran genuinamente torpes y limitados hace muy pocos años, pero en los últimos meses el modelo de OpenAI nos terminó demostrando que se ha abierto una nueva era para este sector.
GPT-4 es uno de los avances más brutales que se hayan vivido en décadas y ha despertado las voces preocupadas de más de algún especialista sobre el ritmo sin control en el que están creciendo estas plataformas.
Es justo sobre este contexto que uno de los más grandes pensadores vivos de los últimos tiempos terminó publicando un brutal texto en donde comparte sus inquietantes reflexiones sobre este sistema y lo que implica.
Noam Chomsky se va contra ChatGPT y otras plataformas de Inteligencia Artificial: su defecto es que no tienen capacidad crítica real
El New York Times publicó el pasado 8 de marzo de 2023 un texto largo con tintes de ensayo en donde Noam Chomsky terminó delimitando el mayor defecto de ChatGPT y otros sistemas similares a él.
En donde, según señala, son plataformas brutales para procesar información y articularla, faltando un elemento crucial, la capacidad crítica real:
“ChatGPT de OpenAI, Bard de Google y Sydney de Microsoft son maravillas del aprendizaje automático.
[Su] defecto más profundo [de ChatGPT] es la ausencia de la capacidad más crítica de cualquier inteligencia: decir no sólo lo que ocurre, lo que ocurría y lo que ocurrirá -eso es describir y predecir-, sino también lo que no ocurre y lo que podría o no ocurrir.
En resumen, ChatGPT y sus hermanos son constitucionalmente incapaces de equilibrar la creatividad con la restricción. O bien sobregeneran (produciendo tanto verdades como falsedades, respaldando decisiones éticas y no éticas por igual) o bien infrageneran (mostrando falta de compromiso con cualquier decisión e indiferencia ante las consecuencias).
Dada la amoralidad, falsa ciencia e incompetencia lingüística de estos sistemas, sólo podemos reír o llorar ante su popularidad.”
Al final Chomsky cierra con una nota entre amarga y de humor un poco negro. Aunque no disminuye la relevancia e impacto real de estos sistemas.

