La imagen parece sacada de una pintura cósmica, pero la realidad es que se trata de una obra de arte fotográfica. La NASA ha capturado desde la Estación Espacial Internacional (ISS) una de las postales más sublimes de nuestro firmamento: la Luna llena suspendida en el vacío del espacio.
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Flanqueada por el borde curvo y azul de la atmósfera terrestre, la Luna llena se puede apreciar en todo su esplendor. Esta fotografía no es solo una muestra del arte que puede surgir de la ciencia, sino también una ventana a la precisión tecnológica que permite a la humanidad contemplarse a sí misma desde fuera.
La imagen fue tomada por un astronauta a bordo de la ISS, que orbita la Tierra a unos 400 kilómetros de altitud.
Desde esa altura, el contraste entre el espacio profundo, completamente negro y sin aire; la atmósfera terrestre, con su degradado azul que va de un celeste brillante a un azul oscuro; revela de forma dramática lo delgada y frágil que es la capa que protege la vida en nuestro planeta.
Justo al margen, flota la Luna, sin filtros ni artificios: cráteres nítidos, luz directa del Sol y un silencio que solo el espacio puede ofrecer. La imagen, publicada por la gente de Spacerocx, nos muestra lo tangible que puede ser el satélite natural más grande que tiene nuestro mundo.

Lograr este tipo de imagen requiere más que una cámara apuntando al vacío. Los astronautas utilizan equipos especializados de alta resolución, estabilizados para compensar el movimiento constante de la estación espacial, que completa una vuelta a la Tierra cada 90 minutos.
Además, la oportunidad debe ser perfecta: la Luna debe estar en fase llena, visible desde la ISS y en una posición que permita capturar simultáneamente el contorno terrestre. Este tipo de fotografías trascienden la estética.