Si hay algo que Hollywood nos ha enseñado, es que cuando un asteroide amenaza la Tierra, siempre hay caos, explosiones y un héroe que nos termina salcando. Pero en la vida real, la cosa es un poco más complicada.
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Esta semana, la ONU activó por primera vez el Protocolo de Seguridad Planetaria debido al asteroide 2024 YR4, un objeto espacial que podría impactar la Tierra en diciembre de 2032.
Aunque la probabilidad de impacto es solo del 1,2%, sigue siendo mucho mayor de lo habitual, lo que ha puesto a la NASA y a astrónomos de todo el mundo en modo alerta.
¿Qué tan grande es el problema?
El asteroide fue detectado el 27 de diciembre de 2024 desde el Observatorio El Sauce en Chile. Se estima que tiene entre 40 y 90 metros de ancho, lo que lo convierte en un objeto lo suficientemente grande como para causar un desastre regional si llegara a impactar.
No estamos hablando de un evento de extinción masiva como el que eliminó a los dinosaurios, pero sí de una explosión similar a la del meteorito de Tunguska en 1908, que arrasó más de 2.000 km² de bosque en Siberia.
Así que sí, es un tema serio.
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¿Cuáles son los países de América Latina en la mira?
Los expertos han comenzado a hacer simulaciones para determinar las regiones con mayor probabilidad de impacto, y varios países latinoamericanos están en la lista de posibles escenarios.
Las zonas de mayor probabilidad de impacto en caso de ocurriera, serían: el Océano Pacífico oriental, norte de Sudamérica, Océano Atlántico, África, Mar Arábigo y sur de Asia.
En cuanto a los países, concretamente se refieren a tres países de Sudamerica: Ecuador, Venezuela, Colombia. Además, también consideran a India, Pakistán, Sudán, Etiopía, Bangladesh y Sudán.
¿Qué pasaría si el asteroide impacta en estos países?
Si el asteroide 2024 YR4 terminara cayendo en uno de estos tres países, las consecuencias dependerían del lugar exacto de impacto.
Si cae en una zona selvática o poco poblada
Si el asteroide se estrella en la Amazonía ecuatoriana, colombiana o venezolana, el daño sería considerable, pero no catastrófico para la población.
Veríamos un cráter de impacto, la destrucción de grandes áreas de vegetación y un posible incendio masivo. Sin embargo, dado que esta región es menos habitada, las pérdidas humanas serían mínimas o nulas.
Si cae cerca de una ciudad
Aquí la situación se complica. Un asteroide de 40 a 90 metros generaría una explosión con una energía varias veces superior a la bomba de Hiroshima, lo que podría afectar a una ciudad entera con onda expansiva, destrucción de edificios e incendios.
Esto no significa el fin del mundo, pero sí un desastre a gran escala que requeriría evacuaciones y un esfuerzo de reconstrucción significativo.
Si cae en el mar Caribe o el océano Pacífico
Si el impacto ocurre en el agua, que es lo más probable dado que el 70% de la Tierra está cubierta por océanos, podríamos estar hablando de un tsunami que afectaría las costas cercanas.
Las ciudades costeras de Ecuador, Colombia y Venezuela estarían en riesgo por olas gigantescas que podrían viajar varios kilómetros tierra adentro.
¿Qué dice la NASA y qué se está haciendo?
Por ahora, los científicos están monitoreando constantemente la órbita del asteroide para refinar las predicciones y evaluar la necesidad de una misión de desviación.
La NASA y otras agencias espaciales han probado con éxito métodos para desviar asteroides, como la misión DART de 2022, que logró cambiar la trayectoria de un asteroide al chocar contra él con una nave espacial.
Si 2024 YR4 se confirma como una amenaza real, probablemente veremos un plan para desviarlo antes de que se convierta en un problema para la Tierra.
Conclusión: ¿Deberíamos preocuparnos?
Por ahora, no es momento de entrar en pánico. Un 1,2% de probabilidad de impacto sigue siendo bastante bajo, y la ciencia ha avanzado lo suficiente como para evitar desastres de este tipo.
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Pero si algo nos ha enseñado la historia es que nunca está de más tener un plan, por si acaso. Mientras tanto, sigamos monitoreando y esperando que la humanidad no tenga que enfrentar su propia versión de Armageddon.