Por primera vez, los astrónomos han estudiado una enana blanca en el corazón de un “cementerio cósmico” compuesto por cuerpos estelares de edad similar. Esta enana blanca se encuentra en el centro de una nebulosa planetaria en el cúmulo estelar abierto Messier 37, a unos 4,500 años luz de la Tierra. Este estudio no solo podría arrojar luz sobre cómo murió esta estrella, sino que también proporciona pistas sobre el futuro de nuestro propio sistema solar.
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Como explica Space en un informe, cuando el Sol agote su combustible para la fusión nuclear, se convertirá en una gigante roja, cuyas capas exteriores eventualmente engullirán los planetas interiores, incluida la Tierra. Luego, el Sol se convertirá en una nebulosa planetaria, con su núcleo transformándose en una enana blanca.
El Messier 37, que tiene forma de mariposa, es un cúmulo abierto de estrellas que nacieron de la misma nube de gas y polvo aproximadamente al mismo tiempo. Esto proporciona un “laboratorio cósmico” ideal para estudiar la evolución estelar, ya que las estrellas de un cúmulo tienen la misma edad.
Un auténtico fenómeno
Hasta ahora, solo se habían encontrado tres cúmulos estelares abiertos que contienen nebulosas planetarias, y las enanas blancas en el centro de estos cementerios cósmicos nunca habían sido estudiadas. El equipo de investigación cambió esto al enfocar el Gran Telescopio Canarias en el cementerio de Messier 37.
El estudio reveló que la enana blanca tiene aproximadamente el 85% de la masa del Sol y que la estrella que murió para dar origen a esta enana blanca tenía una masa de 2.8 veces la del Sol, lo que implica que perdió el 70% de su materia durante su vida.
Además, la enana blanca carece de hidrógeno en su superficie, lo que sugiere que estuvo involucrada en un evento violento en su pasado, posiblemente un estallido de fusión nuclear breve. La relación masa inicial-final es esencial para comprender la vida y el destino de las estrellas, y su conocimiento puede ayudar a determinar si una estrella agonizante desencadenará una supernova, esparciendo elementos en el universo que formarán nuevas generaciones de estrellas.