Con el impulso privado para la exploración del espacio, las propuestas de colonización son más que constantes: de Elon Musk a Jeff Bezos, pasando por otros empresarios menos conocidos, todos tienen una idea al respecto. Ahora sumemos una nueva, procedente de la Universidad de Rochester: construir ciudades en asteroides.
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Por los momentos, solo podemos verlo en ciencia ficción y en la propuesta de los científicos de Rochester. Pero no deja de ser un plan atractivo y cuidado si necesario, pensando en el futuro de la humanidad.
El artículo, publicado en la revista Frontiers in Astronomy and Space Sciences, es considerado “tremendamente teórico”. Detrás de él están Adam Frank, Helen y Fred Gowen, junto con Peter Miklavcic, físicos, astrónomos e ingenieros mecánicos.

“Estamos tomando una idea de ciencia ficción que ha sido muy popular recientemente, en programas de televisión como The Expanse (Amazon), y ofrecemos un nuevo camino para usar un asteroide y construir una ciudad en el espacio”, explicó Adam Frank, en una nota de prensa de Rochester.
Los Cilindros de O’Neill, determinantes para las ciudades en asteroides
La clave está en utilizar los asteroides para construir los llamados Cilindros de O’Neill. Estos fueron diseñados por el físico Gerard O’Neill en 1972, por encargo de la NASA. Consisten en dos cilindros que giran en direcciones opuestas, con una especie de varilla que los conectan en cada extremo.
El fin de los cilindros es que, al rotar rápido, generan suficiente gravedad artificial en su superficie interna. Se buscaría una velocidad determinada para que las personas en el interior no se mareen.
Según los investigadores de Rochester, tanto Bezos como Musk se han referido a los Cilindros de O’Neill como planes para los hábitats en el espacio.
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Los asteroides son montañas voladoras, apunta Frank, que “podrían proporcionar un camino más rápido, económico y efectivo hacia las ciudades espaciales”, volando alrededor del Sol.
La superficie de los asteroides
Uno de los puntos a resolver es el de la superficie de los asteroides, ya que están compuestas de partículas diminutas, como arena o granos. Lo elemental está en contener los escombros con una bolsa de malla flexible hecha de nanofibras de carbono ultraligeras y de alta resistencia.
La bolsa contenería toda la masa de los escombros del asteroide, soportando su propio peso mientras gira.

“Obviamente”, señala Frank, “nadie construirá ciudades de asteroides en el corto plazo, pero las tecnologías necesarias para lograr este tipo de ingeniería no infringen ninguna ley de la física”.
“La idea de las ciudades de asteroides puede parecer demasiado lejana hasta que te das cuenta de que en 1900 nadie había volado nunca en un avión y, sin embargo, en este momento, miles de personas están sentadas cómodamente en sillas mientras vuelan a cientos de kilómetros por hora sobre el nivel del mar”.
Cierra el investigador: “Las ciudades espaciales pueden parecer una fantasía ahora, pero la historia muestra que un siglo más o menos de progreso tecnológico puede hacer posibles cosas imposibles”.