Estuvo en el espacio durante más de 275 días, en viarios vuelos; trabajó con la NASA entre 1992 y 2012 y volvió recientemente a la Estación Espacial Internacional en el vuelo privado Ax-1. Con toda esa experiencia, Miguel “Michael” López-Alegría saca una conclusión: lo peor de ir al espacio es usar el baño.
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El español nacionalizado estadounidense, de 64 años, realizó la confesión en un tuit sobre lo mejor y lo peor de la misión Ax-1, vuelo privado de la empresa Axiom y SpaceX que lo llevó de vuelta a la ISS.
“Lo mejor: escuchar a mis compañeros ver la Tierra por primera vez. Lo peor: el baño. Sin sorpresas: siempre es el baño”, escribió López-Alegría en su cuenta de Twitter.
Con la curiosa publicación, ahondamos en el porqué ir al baño en el espacio puede ser una experiencia traumática.
Cómo van los astronautas al baño en el espacio, una experiencia poco agradable
Samantha Cristoforetti, la primera astronauta europea en realizar una caminata espacial, explicó en un video para la Agencia Espacial Europea, ESA (reproducido por la BBC), cómo hacen sus necesidades en la estación, además de cómo se asean.
El video es de 2015, pero no pierde vigencia: no son muchos los avances que puede realizar la tecnología en el espacio. La gravedad siempre jugará en contra, y es un rival complicado.
Para orinar, los astronautas usan un pequeño embudo conectado a un tubo con un ventilador, que genera la succión necesaria para que el líquido no quede flotando. La orina ingresa a un sistema de reciclaje, volviéndose potable y apta para el consumo de los tripulantes.
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Mientras que para defecar, “el principio es exactamente el mismo: la succión”, señala Cristoforetti. El inodoro se conecta a un recipiente para los residuos sólidos que se cambia con mucha regularidad.
En el presente, hay siete astronautas en la Estación Espacial Internacional: todos comparten el baño, por lo que el tiempo es reducido.
La limpieza tampoco es sencilla, y refresca muy poco
Para limpiar su cuerpo, los astronautas usan un poco de agua que se queda pegada como burbujas en la piel y un material absorbente, pero delgado, que se cambia una vez a la semana. Es una especie de toalla.
Mientras, se cepillan y utilizan desodorante como lo haríamos en la Tierra.
Como dice López-Alegría, ir al baño sigue siendo lo peor de estar en el espacio. No ha cambiado nada.