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Observatorio Europeo Austral encuentra un agujero negro en medio de un cúmulo estelar a 160.000 años luz de distancia

Por primera vez descubrieron un agujero negro sin mirar el fenómeno directamente, sino estudiando su influencia gravitacional en estrellas cercanas.

Un método nunca antes utilizado arrojó resultados nunca antes vistos. Viendo la influencia gravitacional sobre las estrellas cercanas, lograron descubrir por primera vez un agujero negro. Es decir, sin mirar hacia el poderoso fenómeno espacial directamente, pudieron notar su presencia en una galaxia vecina de la Vía Láctea ubicada a 160.000 años luz de distancia.

Este hallazgo se logró utilizando el Observatorio Europeo Austral (VLT) de la ESO. Este agujero negro no había sido detectado anteriormente. Y su descubrimiento abre un abanico de posibilidades para explorar y encontrar otros agujeros ocultos en la inmensidad universal.

Es además la primera vez que se utiliza este método para hallar un agujero negro fuera de la galaxia a la que pertenecemos. Servirá también para realizar nuevas investigaciones en cúmulos estelares dentro de nuestra Vía Láctea. Ayudará a comprender mejor la manera en la que se forman los agujeros de gusano y como evolucionan con el paso del tiempo.

En el portal de la ESO califican a este agujero negro como “pequeño” debido a que es apenas 11 veces más masivo que nuestro Sol. Para nosotros es algo realmente gigantesco. Sin embargo, para la escala de estos fenómenos ocupa una de las casillas más bajas.

La ubicación específica de este agujero negro es una galaxia identificada con el nombre NGC 1850. Según los 160.000 años luz de distancia que nos separan de el objeto estelar, está en una región conocida como la Gran Nube de Magallanes.

Influencia gravitacional del agujero negro

Los científicos europeos a cargo de este descubrimiento explicaron que el método utilizado es realmente sorprendente, porque es muy complicado mirar directamente hacia un agujero negro. Entonces, al comprender los comportamientos que genera, esperan descubrir una multitud de estos fenómenos presentes en nuestra galaxia.

“Al igual que Sherlock Holmes rastrea a una banda criminal por sus pasos en falso, estamos mirando cada estrella en este cúmulo con una lupa en una mano tratando de encontrar alguna evidencia de la presencia de agujeros negros pero sin verlos directamente. El resultado que se muestra aquí representa solo uno de los criminales buscados, pero cuando ha encontrado uno, está en camino de descubrir muchos otros, en diferentes grupos”, explicó metafóricamente Sara Saracino del Instituto de Investigación Astrofísica de la Universidad John Moores de Liverpool en el Reino Unido y directora de la investigación.

Uno de los métodos comunes para detectar agujeros negros es captar el brillo estelar que sueltan por la emisión de rayos X cuando tragan materia. Otra podría ser a través de las ondas gravitacionales que generan cuando impactan entre sí o contra estrellas de neutrones.

Pero el problema de estos “pequeños” es que por su tamaño este tipo de señales son muy débiles para captarlas en la Tierra. Es por esto que hoy celebran haber encontrado un método para captar agujeros negros de menor masa.

“La gran mayoría solo se puede revelar de forma dinámica. Cuando forman un sistema con una estrella, afectarán su movimiento de una manera sutil pero detectable, por lo que podemos encontrarlos con instrumentos sofisticados”, detalló Stefan Dreizler, miembro del equipo de la Universidad de Göttingen en Alemania y colaborador en el estudio.

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