Tomando como referencia solo la Vía Láctea encontramos que en nuestro patio trasero hay alrededor de 50 mil millones de planetas. Y no se trata de una exageración de cifra, por un simple decir... En realidad estos son datos expuestos por científicos que los obtuvieron utilizando el telescopio Kepler. Por lo tanto, es normal que cualquiera que lea este exagerado número se pregunte: ¿En realidad la Tierra es la única capaz de desarrollar la vida tal y cómo la conocemos? Los expertos, como mínimo se permiten dudar.
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Pero aunque cuestionen de que la Tierra sea el único planeta capaz de albergar vida, no han encontrado el proceso de lo que sucede en nuestro mundo, en otros. Sin embargo, estudios como el que realizó un equipo de la Universidad de Leeds, incrementan y argumentan la duda de pensarnos únicos e inéditos en la galaxia.
El equipo de investigadores no encontró otro planeta capaz de desarrollar la vida tal y como la conocemos, de eso todavía estamos lejos, aparentemente. Lo que logró este grupo de científicos fue detectar que las moléculas orgánicas capaces de desarrollar la vida, está mucho más presente en la Vía Láctea de lo que se pensaba. El estudio podría servir en un futuro como índice para rastrear uno de los 50 mil millones de planetas, con al menos componentes químicos para la vida.
Huellas dactilares en la luz
El Dr. John Ilee, líder del equipo de investigación, expresa que las condiciones químicas básicas que dieron pie al desarrollo de la vida en la Tierra, se encontraron en los discos protoplanetarios que circundan estrellas masivas recién formadas.
Un comportamiento similar de moléculas orgánicas habría ocurrido en la etapa joven del Sol que vemos cada mañana al despertar.
Dice el Dr. Ilee que la presencia de estos componentes químicos es realmente significativa. Y argumenta su afirmación detallando que estas moléculas son una especie de trampolín hacia la vida; están basadas en carbonos, como el monóxido, realmente abundantes en el espacio, combinadas con otras moléculas de mayor complejidad, pero presentes en el proceso de formación de mundos rocosos.
“Estas grandes moléculas orgánicas complejas se encuentran en varios entornos en todo el espacio. Estudios teóricos y de laboratorio han sugerido que estas moléculas son los ‘ingredientes crudos’ para construir moléculas que son componentes esenciales de la química biológica en la Tierra, creando azúcares, aminoácidos e incluso los componentes del ácido ribonucleico (ARN) en las condiciones adecuadas”, explica el Dr. John Ilee, según el portal de la Universidad de Leeds, en Inglaterra.
“Sin embargo, muchos de los entornos donde encontramos estas complejas moléculas orgánicas están bastante lejos de dónde y cuándo pensamos que se forman los planetas. Queríamos entender más sobre dónde exactamente y en qué cantidad estaban presentes estas moléculas en los lugares de nacimiento de los planetas: los discos protoplanetarios”, añadió.
Para poder mirar la química en las profundidades del espacio, los científicos utilizaron los datos del telescopio Atacama Large Millimeter / submillimetre Array (ALMA), ubicado en Chile.