En el universo de Dragon Ball, solemos medir el poder por el nivel de Ki, transformaciones de cabello rubio o fuerza bruta. Sin embargo, existe un personaje de la primera etapa de la serie —cuando Goku aún era un niño— que poseía una técnica tan letal y “rota” que habría terminado con los villanos más temibles de Dragon Ball Z en cuestión de segundos.
Se trata de Akkuman (el Hombre Diablo), uno de los guerreros de la mística Uranai Baba, a quien Goku venció por pura casualidad biológica y no por superioridad de combate.

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Resplandor del diablo: La técnica definitiva
La habilidad de Akkuman se llama Akumaito Kosen (El Rayo Devilmite). A diferencia de un Kamehameha, este rayo no depende de la fuerza física del ejecutor, sino de la oscuridad en el corazón del oponente.¿Cómo funciona? El rayo localiza cualquier rastro de maldad, odio o pensamientos negativos en el alma del enemigo y los expande de forma descontrolada hasta que el corazón de la víctima explota.
Goku sobrevivió al encuentro simplemente porque era una excepción estadística: un ser de corazón puro que no albergaba ni un ápice de maldad. Akkuman, frustrado, no podía creer que su técnica más poderosa fuera inútil contra un niño.
¿Qué habría pasado en Namek o con Cell?
Si aplicamos la lógica de Toriyama, villanos como Freeza, Cell o incluso el Majin Buu original son seres compuestos casi en su totalidad por pura maldad y ambición de poder.
Si Akkuman hubiera estado presente en la llegada de los Saiyajin a la Tierra o en el planeta Namek, no habría necesitado transformarse en Super Saiyajin:
- Contra Freeza: El “Emperador del Mal” tiene un corazón tan negro que el rayo de Akkuman lo habría hecho estallar al instante de recibir el impacto.
- Contra Cell: Aunque Cell tiene células de guerreros honorables, su programación básica es la destrucción y la soberbia, alimento suficiente para la técnica de Akkuman.

¿Por qué desapareció de la historia?
Como suele ocurrir en los shonen, cuando un personaje secundario tiene una habilidad que rompe el equilibrio de la trama, el autor decide dejarlo en el olvido. Akkuman era “demasiado poderoso” para la narrativa de escala de poder que vino después. Si un personaje de nivel bajo podía matar al villano principal con un truco de magia, se acababa la emoción de las peleas épicas.
Es un recordatorio de que, en los inicios de Dragon Ball, las batallas se ganaban más con ingenio y habilidades únicas que con simples aumentos de fuerza.
