En tecnología, hay una regla no escrita: cuando un componente sube de precio, nadie se hace el sorprendido… hasta que toca pagar la cuenta. Y en 2025 esa cuenta tiene nombre y apellido: memoria.
Mientras los centros de datos compiten por módulos cada vez más rápidos para alimentar el boom de la IA, el resto del mercado (portátiles, PCs y consolas) empieza a sentir el “efecto rebote”. Porque al final, por muy futurista que suene un lanzamiento, sin RAM y sin memoria rápida no hay magia.
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La IA como imán: por qué la memoria se está yendo “para arriba”
El texto apunta a un culpable bastante concreto: la demanda de memoria de alto rendimiento para servidores donde se entrenan inteligencias artificiales.
Ese tirón ha llevado a fabricantes a reconfigurar líneas de producción para centrarse en memorias HBM, más caras y con mayor margen. En términos simples: si una fábrica puede producir algo que se vende mejor y deja más dinero, lo demás se vuelve secundario.
El resultado es un cuello de botella para el consumo masivo. No porque la memoria “desaparezca”, sino porque se vuelve más cara… y esa subida termina viajando por la cadena de suministro hasta llegar a la etiqueta de precio.
Steam Machine: el precio como jefe final (antes del lanzamiento)
En el caso de Valve, la cosa se vuelve especialmente delicada. La Steam Machine (según plantea el texto) carga con dos variables sensibles: precio y fecha.
Si la compañía no tiene suficiente stock de memoria asegurado —o contratos cerrados a buen costo— el lanzamiento puede volverse un juego de equilibrio.
Aquí aparecen tres escenarios plausibles:
- Que Valve lance con un precio inicial y luego suba en meses siguientes para ajustarse al mercado.
- Que retrase el estreno esperando un aterrizaje suave de precios durante 2026.
- O que aguante el golpe y salga “igual”, asumiendo un costo mayor (algo que pocas empresas aman hacer).
Lo que suena menos lógico, tal como se menciona, es cualquier idea tipo “consola sin RAM” o estrategias imposibles que ignoren que la memoria no es un accesorio; es el corazón del dispositivo.
PS6: ¿fechas flexibles para evitar un salto de precio?
La PS6 también entra en la conversación, aunque por un motivo diferente: su lanzamiento todavía estaría en el horizonte (se menciona finales de 2027 o inicios de 2028).
Eso le da a Sony un margen de maniobra que otros productos no tienen: si el costo de la memoria sigue alto, podría optar por estirar la generación actual.
En otras palabras, si fabricar una nueva consola implica un precio de salida demasiado elevado —y si el mercado ya muestra cansancio con hardware caro— la decisión conservadora sería alargar la vida de PS5, incluso acercándose a ciclos de hasta una década.
El efecto dominó: PS5, Xbox y Nintendo mirando la misma planilla
El texto remata con una idea que muchos jugadores conocen bien: aunque hoy existan ofertas puntuales, la tendencia podría empujar a ajustes de precio.
Si la memoria sigue encareciéndose, Sony, Xbox y probablemente Nintendo podrían verse presionadas a subir precios o reordenar su estrategia de modelos y packs.
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Al final, la “crisis de la memoria” no es solo una anécdota de componentes: es una fuerza capaz de mover lanzamientos, cambiar precios y decidir qué productos llegan primero… y cuáles se quedan esperando en la sala de espera del mercado.