Desde que Valve presentó la Steam Machine el pasado 12 de noviembre, acompañada del Steam Controller y las gafas de realidad virtual Steam Frame, el foco ha estado menos en sus especificaciones y más en la gran incógnita: el precio.
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La jugada de Valve es evidente: apuntar a ese grupo de usuarios de consola que sueña con dar el salto al PC, pero que siempre se frena por el elevado coste de montar un equipo gaming.
La idea de una “consola-PC” lista para enchufar al televisor suena perfecta para ellos… siempre que el precio no sea una nueva boss fight imposible.
¿Subvención al estilo consola? Valve dice que no
Durante años, Sony y Microsoft han seguido una estrategia muy clara: vender consolas prácticamente a pérdidas y recuperar el dinero con el famoso 30% que se llevan de cada juego vendido en sus tiendas digitales.
Gracias a ese modelo, una PS5 puede costar 499 euros y seguir siendo un negocio razonable para la compañía.
Por eso muchos jugadores pensaban que Valve haría algo similar con la Steam Machine: precio contenido, pérdidas iniciales, y recuperación vía compras en Steam.
Pero no. Según explicaron Pierre-Loup Griffais (programador) y Lawrence Yang (diseñador) en el podcast SkillUp, la Steam Machine no se venderá por debajo de su coste.
Griffais fue claro: estará “más en línea con lo que se podría esperar del mercado actual de PC”. Es decir, nada de milagros: lo que ofrece en rendimiento, formato pequeño y silencioso, se va a pagar.
A cambio, los usuarios obtendrán detalles muy cuidados, como un nivel de ruido casi inexistente, un diseño compacto y funciones de integración como HDMI CEC, además de un trabajo serio en conectividad inalámbrica y Bluetooth para jugar con hasta cuatro mandos sin dramas.
El rango de precio que empieza a sonar
Mientras la PS5 ronda los 499 euros (y suele bajar algo en Black Friday), los analistas de la industria ya apuntan a un escenario menos amable para el bolsillo:la Steam Machine podría situarse entre los 800 y 900 dólares.
Ese rango la coloca en un territorio incómodo para el usuario de consola tradicional: mucho más cara que una máquina de Sony o Microsoft, pero aún por debajo de lo que suele costar un PC gaming completo con prestaciones similares.
Es, básicamente, un producto pensado para quienes quieren salir del ecosistema consola, pero sin entrar de cabeza en el mundo de los componentes y el destornillador.
La RAM, el villano silencioso de esta historia
Hay otro motivo por el que Valve todavía no quiere poner una cifra definitiva sobre la mesa: la memoria RAM se ha convertido en un dolor de cabeza global.
En lo que va de año, el precio de la RAM ha prácticamente duplicado su valor debido a la falta de stock. La mayoría de los fabricantes han desviado parte de su producción hacia memorias HBM, las mismas que se utilizan para entrenar modelos de inteligencia artificial.
Resultado: menos RAM “normal” disponible, plazos de entrega que se alargan hasta principios de 2026 y un panorama perfecto para nuevas subidas de precio.
Si se mira el catálogo de tiendas online como Amazon, la situación se refleja no solo en el costo, sino también en la disponibilidad: módulos agotados, envíos lentos y un mercado que no da señales de estabilizarse a corto plazo.
Para un producto como la Steam Machine, que depende de componentes de PC, esta volatilidad convierte fijar un precio definitivo en un juego de equilibrio bastante complejo.
Preparar el bolsillo… y ajustar expectativas
Con todo este contexto, la pista que dejó Valve ya es bastante clara:
- No habrá subvención al estilo consola tradicional.
- El precio estará alineado con el mercado de PC, no con el de las consolas baratas.
- La crisis de la RAM y de otros componentes puede empujar la cifra aún más hacia arriba.
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Así que, cuando llegue el momento de reservar la Steam Machine, lo más probable es que no se sienta como comprar una consola “más”, sino como entrar en la liga de los PC gaming prearmados, con todas sus ventajas… y con un precio que, desde luego, no será una ganga.