Kimetsu no Yaiba no es solo un anime; es un fenómeno económico global. La compañía distribuidora Aniplex acaba de confirmar que “Demon Slayer: Infinity Castle” ha logrado una hazaña histórica: superó los 100.000 millones de yenes en recaudación de taquilla a nivel mundial, lo que equivale a más de 730 millones de dólares.
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Con esta cifra, la película no solo consolida el dominio de la franquicia, sino que se convierte en la primera película japonesa en la historia en alcanzar este hito, coronándose oficialmente como la producción nipona más taquillera de todos los tiempos.

El fenómeno global: Se venció a sí misma
Lo más impactante de este récord es que Demon Slayer no solo superó a clásicos de Ghibli o a otras franquicias de anime, sino que se batió a sí misma.
El título de la película de anime más taquillera de la historia lo ostentaba su predecesora, “Demon Slayer: Mugen Train” (El Tren Infinito), que rompió esquemas en 2020.
La confirmación de este hito global se cimentó con el reciente debut de Infinity Castle en China, donde logró una impresionante recaudación de 52,4 millones de dólares en sus primeros días, demostrando que el furor por Tanjiro y Nezuko no conoce fronteras.

Este suceso marca un cambio significativo en la jerarquía del cine: las producciones de anime han pasado de ser un nicho de culto a una fuerza económica capaz de competir con los grandes blockbusters de Hollywood, especialmente en la taquilla asiática, que es fundamental para alcanzar cifras históricas.
La saga del Castillo Infinito
“Demon Slayer: Infinity Castle” narra parte crucial de la historia final del manga, donde los Cazadores de Demonios se adentran en la fortaleza dimensional controlada por el antagonista Muzan Kibutsuji y sus Lunas Superiores.
La calidad de la animación, la fidelidad al manga original y la urgencia narrativa han impulsado a millones de fans a ver la película en formato IMAX y 4D, garantizando un alto precio por boleto y manteniendo la recaudación por encima de las expectativas.

Este récord no es un caso aislado. Tras el éxito de Demon Slayer, otras franquicias como One Piece (a pesar de sus pausas temporales) y las próximas producciones de Studio Ghibli, ven cómo el anime sigue siendo la locomotora imparable de la cultura pop global. El mundo quiere ver más anime en la pantalla grande, y Demon Slayer acaba de subir el listón de forma astronómica.

