La gala de Geoff siempre ha sido terreno fértil para grandes anuncios, tráilers sorpresa y algún que otro “world premiere” que rompe internet. Y si hay una compañía a la que le gusta convertir la ceremonia en escaparate de hardware, esa es Microsoft.
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Con Xbox confirmando que ya trabaja en su próxima generación, el rumor lógico asoma: ¿toca teaser de la nueva consola ahora o aún es pronto para encender la turbina del hype?
Un déjà vu muy conveniente: 2019 como hoja de ruta
Quien tenga memoria gamer recordará que en The Game Awards 2019 Microsoft levantó el telón de Xbox Series X: nombre, diseño y el mantra de “la consola más rápida y potente hasta la fecha”.
Aquel movimiento adelantó la narrativa frente a PlayStation 5 y convirtió los premios en plataforma para marcar territorio. Seis años después, el antecedente pesa. Si funcionó entonces, ¿por qué no ahora?
Señales desde Redmond: “el hardware es fundamental”
En una entrevista con Fortune, Sarah Bond, hoy cabeza visible de Xbox, dejó poco espacio a la duda estratégica: el hardware sigue siendo “fundamental” para la marca y la próxima generación ya está en desarrollo.
Además, deslizó dos pistas relevantes: continuidad total de biblioteca de juegos y una experiencia que empieza en la consola pero se expande a otras pantallas, léase cloud y ecosistema. Traducido: nueva sobremesa asegurada, pero anclada a un Xbox Play Anywhere 2.0 mucho más ubicuo.
¿Anuncio ahora o calentamiento de motores? El timing importa
Aquí está el dilema. Los ciclos de consola suelen orbitar los 7–8 años. Lanzar un teaser demasiado pronto puede enfriar las ventas del hardware actual y alargar una espera que se hará eterna.
A favor del anuncio: TGA ofrece audiencia global y la posibilidad de “setear” expectativas antes que la competencia. En contra: aún falta tramo para que la nueva generación sea tangible, y mostrar por mostrar rara vez compensa.
El contexto técnico: hay músculo, falta madurar el silicio
Hay hardware de PC capaz de dejar en evidencia a las consolas actuales y AMD —socia histórica de Microsoft y Sony— trabaja en nuevos SoC personalizados.
Pero de un “silicon target” a un chip final hay un océano: validación, costes, consumo, térmicas y, sobre todo, abastecimiento. Si la idea es prometer un salto generacional contundente, quizá el horno aún no está para tráilers con specs.
Lo que sí podría pasar en TGA (y no romper la baraja)
El movimiento intermedio tiene nombre y apellidos: teaser conceptual. Un logo, una filosofía de diseño (“potencia silenciosa, latencia ultrabaja, continuidad total de biblioteca”), alguna pista sobre control, audio o I/O, y promesas sobre compatibilidad plena y cloud sin fricciones.
Nada de fechas, nada de precios, quizá un 2026–2027 como ventana aspiracional. Suficiente para encender la conversación sin suicidar el presente.
Ecosistema primero: el plan “consola + cualquier pantalla”
El discurso de Bond encaja con lo que Xbox viene empujando: Game Pass, xCloud, compra una vez y juega en cualquier parte. La nueva consola sería el centro de gravedad —la mejor versión de todo—, pero no el único.
Si el anuncio llega en TGA, es esperable que el foco no sea solo la caja, sino cómo se entrelaza con móviles, PC y TV. Menos “torre de poder”, más tejido de plataforma.
Veredicto: ¿hay nueva Xbox en TGA 2025?
La respuesta honesta: posible, pero no probable en forma de revelación completa. Con el precedente de 2019, Microsoft tiene la pista marcada; con el calendario de ciclos y el estado del silicio, lo sensato sería un guiño medido antes que un “aquí está la consola”.
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Si aparece algo, será para encender faros, no para bajar la bandera. Y si no aparece… igualmente empezará la carrera: el simple hecho de que Xbox hable de su próxima generación ya mueve el tablero.

