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Por si te preguntabas: Esta es la historia de Silent Hill f, incluyendo sus finales

¿No entendiste del todo qué pasó en Ebisugaoka? Tranquilo, nadie lo hizo a la primera.

Silent Hill f
Silent Hill f

Si llegaste al final de Silent Hill f y terminaste con más preguntas que respuestas, no estás solo. ¿Quién es el tipo con la máscara de zorro? ¿Por qué Hinako ve monstruos? ¿Qué tienen que ver los dioses, los cultos raros y la muñeca parlante? Y sobre todo… ¿qué demonios pasó al final?

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Bueno, esto es Silent Hill, así que nada es tan directo. Pero si te animás a sumergirte en la historia (con spoilers, claro), aquí te dejamos una guía completa del ‘lore’ del juego y el sentido de cada uno de sus finales. Spoiler: sí, hay OVNIs.

El oscuro corazón de Ebisugaoka

Todo comienza con las creencias del pueblo. Aunque a simple vista parece un lugar rural común y corriente, Ebisugaoka está marcado por un fervor religioso especial hacia Inari-sama, un dios zorro proveniente del sintoísmo.


Pero aquí, esa figura espiritual ha mutado en algo mucho más oscuro. Este Inari castiga brutalmente a quien lo ofende y exige constante adoración. De hecho, lo consideran responsable de todo: desde derrumbes hasta muertes misteriosas.

Y aunque parece ser el único culto, hubo uno anterior, más antiguo, basado en Tsukumogami, la adoración de objetos sagrados habitados por espíritus. Cuando un rayo destruyó su árbol sagrado, el pueblo reemplazó esa religión por la veneración a Inari, fusionando ambas.

Los Tsuneki, descendientes del dios zorro

Aunque viven fuera del pueblo, la familia Tsuneki lo controla todo desde las sombras. Su nombre no es casualidad: Tsuneki es un anagrama de Kitsune (zorro en japonés). Son los elegidos del dios, y cada generación, Inari busca poseer al heredero del clan para encontrar a una niña bendecida con poder divino.

Y sí, en esta generación, esa niña es Hinako Shimizu.

El “príncipe zorro” de esta historia es Kotoyuki Tsuneki, un hijo ilegítimo del patriarca, incorporado a la familia justo cuando no quedaban más herederos. ¿Su misión? Casarse con Hinako y seguir con el linaje del dios. Pero nada es tan simple.

Hinako: una joven dividida en dos

Hinako no quiere ese destino. Desde niña cuestiona los roles de género, desafía las expectativas de su comunidad y no está interesada en convertirse en una esposa sumisa.

Pero a medida que avanza la historia, comienza a tener dudas. Se comunica con Kotoyuki, y aunque al principio lo rechaza, empieza a desarrollar sentimientos por él... o eso cree.

Aquí empieza a dividirse: una parte de ella, fiel a sus ideales, rechaza el matrimonio. La otra, influenciada por sus sentimientos (o quizás por un hechizo), está dispuesta a renunciar a todo por amor. Esta lucha interna es el centro emocional del juego.

Las drogas de Shu y los mundos que se desmoronan

En medio de todo está Shu, su amigo de la infancia, que le da una medicina para aliviar sus migrañas. Lo que Hinako no sabe es que esa droga es algo más: una planta usada en rituales antiguos, capaz de abrir puertas a otros mundos. Y sí, es la misma que aparece en otros Silent Hill.

Este “viaje espiritual” divide a Hinako entre dos realidades alucinantes:

  • Una, donde el pueblo es invadido por monstruos que la persiguen.
  • Otra, un santuario oscuro, donde debe mutilarse emocional y físicamente para casarse con Kotoyuki.

Ambas realidades simbolizan lo que Hinako teme: perder su identidad, dejar de ser ella misma y convertirse en alguien hecha para agradar.

¿Quién es la muñeca?

Esa muñeca parlante que guía a Hinako representa al otro dios del juego: el antiguo espíritu vinculado al culto de los Tsukumogami. Aunque al principio parece una aliada, también busca manipularla. Es una fuerza que se opone a Inari, sí, pero por sus propios motivos.

La presencia de este segundo dios recuerda que en Silent Hill, ningún guía es completamente confiable. Todo y todos tienen una agenda.

Y ahora sí… todos los finales explicados

El final que obtienes depende de tus elecciones: si tomas o no las píldoras rojas, si purificas la espada sagrada, si encuentras el elixir y qué haces con ciertos objetos clave.

1. Volver a casa para anidar

(Este es el primer final que obtendrás)

Hinako cree que derrotó a su versión sumisa (Shiromuku), pero al final todo fue una alucinación. En realidad, enloqueció durante su boda, mató a varias personas y huyó. El peor escenario posible: se casó obligada, se rompió psicológicamente y escapó cuando ya era demasiado tarde.

2. La boda del zorro

(Disponible desde la segunda partida si exorcizas al otro dios)

Hinako se casa con Kotoyuki, pero en el proceso pierde su rostro y su identidad. Aunque parece un final “feliz”, su mente queda atrapada en el miedo a convertirse en una esposa y madre sin voz propia. La resignación disfrazada de amor.

3. El zorro se moja la cola

(Si no tomas las píldoras y usas la espada sin purificar)

Hinako escapa del pueblo junto a Shu. Parece un final feliz, pero deja un sabor agridulce. Algo dentro de ella sigue atado a Kotoyuki y el pueblo permanece cubierto por la niebla. Nada se resolvió del todo.

4. Ebisugaoka en silencio

(El “final bueno”, desbloqueable después de ver al menos dos finales)

Las dos versiones de Hinako hacen las paces y enfrentan juntas a los dioses que intentaban manipularlas. No se casa con Kotoyuki, pero reconoce sus sentimientos por él. Elige su propio camino, sin dejar de aceptar su historia y su deseo. El pueblo desaparece, pero ella sobrevive con su identidad intacta.

5. Final OVNI

(Un clásico de Silent Hill, solo para los que desbloquean ciertos ítems y grabaciones)

Es un final de broma, con invasión alienígena incluida. No aporta al ‘lore’, pero sí te arranca una sonrisa. Especialmente divertido por cómo juega con los temas románticos del juego.

¿Y al final… de qué trata Silent Hill f?

En el fondo, este juego habla sobre libertad de elección. No se trata de decir “el matrimonio es malo” ni de demonizar tradiciones. Se trata de recordar que durante mucho tiempo —y todavía hoy en muchos lugares— las mujeres no podían elegir. Hinako es la representación de esa lucha.

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Cada final es una posibilidad de lo que puede pasar cuando el entorno te obliga a renunciar a tu voz. Silent Hill f no solo es un viaje terrorífico, sino un recordatorio de que el verdadero horror no siempre son los monstruos. A veces, está en las decisiones que no nos dejan tomar.

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