¿Qué pasa cuando un videojuego se atreve a tocar temas incómodos? En el caso de Ubisoft, aparentemente, se cancela. La compañía francesa decidió frenar un ambicioso proyecto de Assassin’s Creed ambientado en la posguerra civil estadounidense, por considerarlo “demasiado político” y “potencialmente polémico”.
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La decisión generó debate, especialmente porque no sería la primera vez que la franquicia aborda temas sociales complejos. Pero al parecer, esta vez sí era demasiado.
Assassin’s Creed: historia, parkour... ¿y controversia?
Desde sus inicios, Assassin’s Creed ha jugado con fuego narrativo. Revoluciones, cruzadas, conspiraciones religiosas y hasta guerras mundiales han sido parte del menú histórico de la saga.
Sin embargo, según nuevas revelaciones, el siguiente gran capítulo de la franquicia iba a tocar un tema particularmente espinoso: la esclavitud y el racismo estructural en Estados Unidos tras la Guerra de Secesión.
El proyecto, según reporta el periodista Stephen Totilo en Game File, fue cancelado internamente por Ubisoft luego de evaluar el clima político actual del país donde iba a desarrollarse la historia.
¿La razón oficial? Demasiado sensible. ¿La real? Una mezcla de miedo al backlash en redes, decisiones corporativas conservadoras y una clara preferencia por no “molestar a nadie”.
Un protagonista poderoso… que no veremos
De acuerdo con fuentes dentro de Ubisoft, el juego habría presentado a un exesclavo convertido en asesino, reclutado por la Hermandad para enfrentar a una versión local de los templarios, encarnados esta vez por nada menos que el Ku Klux Klan.
Un concepto que suena tanto a historia potente como a bomba mediática lista para estallar en Twitter/X, foros y titulares.
Para algunos, el enfoque era valiente y necesario. Para Ubisoft, aparentemente, demasiado peligroso. “Es demasiado político en un país demasiado inestable, en pocas palabras”, dijo uno de los desarrolladores involucrados en el proyecto, que prefirió mantenerse anónimo.
¿Y qué pasó con el Assassin’s Creed que ya causó revuelo?
La decisión de cancelar este juego parece estar relacionada con el ruido que generó Assassin’s Creed Shadows (2024), que introdujo como protagonista a Yasuke, un samurái africano en el Japón feudal.
A pesar de ser históricamente real, la elección causó incendios en redes y fue acusada —con poco fundamento— de “agenda forzada”.
Aunque Shadows terminó siendo uno de los títulos más vendidos del año en Europa, el camino hasta allí estuvo lleno de polémicas. En ese contexto, Ubisoft decidió no arriesgarse con otro juego que pudiera alimentar aún más las batallas culturales del mundo gamer.
¿Ubisoft jugando a lo seguro?
No es la primera vez que la compañía da un paso atrás ante temas sociales.
Aunque en 2013 lanzaron Freedom Cry, un spin-off de Assassin’s Creed IV: Black Flag que abordaba la esclavitud en el Caribe, el tono y alcance de aquel título eran mucho más moderados que el juego recientemente cancelado.
La diferencia ahora parece estar en el clima actual: más polarizado, más ruidoso y con una comunidad gamer muy vocal. Según las fuentes, dentro de Ubisoft reina una mentalidad de “no nos metamos en líos” y “mantengamos el status quo”.
¿Es posible hacer historia sin incomodar?
El problema que este caso plantea es uno más grande que Ubisoft: ¿pueden los videojuegos hablar de historia sin ser políticos? ¿Es posible contar la lucha contra la opresión sin molestar a alguien?
Y lo más importante: ¿se está perdiendo una oportunidad de usar el gaming para algo más que entretenimiento?
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Por ahora, el Assassin’s Creed ambientado en la posguerra estadounidense quedará en la bóveda de los proyectos cancelados. Y con él, una historia que —paradójicamente— iba a hablar de romper cadenas.

