Era cuestión de tiempo. En una industria tan competitiva como la de los videojuegos, tocar el bolsillo del jugador siempre es arriesgado. Microsoft decidió hacerlo... y las consecuencias ya se notan. Xbox ha subido el precio de su Game Pass de forma escandalosa y, como era de esperarse, las cancelaciones masivas han sacudido los servidores. Literalmente.
Te puede interesar: [Rockstar Games le da luz verde a los modders de cara a GTA 6]
Un servicio estrella... que empieza a apagarse
Xbox Game Pass era hasta hace poco uno de los mayores atractivos del ecosistema Xbox. Una suscripción que ofrecía cientos de juegos, lanzamientos desde el primer día y beneficios extra por un precio razonable.
Pero todo cambió en cuestión de semanas. Primero subieron los precios de las consolas y accesorios en EE. UU. Luego, llegó el turno del Game Pass. Y no hablamos de unos céntimos: la suscripción Ultimate pasó de 17,99 € a 26,99 € al mes en Europa. Eso es un aumento de más del 50%.
¿Resultado? Una avalancha de usuarios intentando cancelar su suscripción. La cosa fue tan grave que la web oficial de Xbox se vino abajo. Literalmente. No por bugs, sino por usuarios cabreados.
Así quedan las nuevas tarifas del Game Pass
Microsoft ha reorganizado su servicio en tres niveles, cada uno más caro que el anterior, y con diferencias notables en cuanto a beneficios:
- Essential: 8,99 €/mes. Incluye más de 50 juegos, multijugador online y algunas ventajas en títulos como Call of Duty o LoL.
- Premium: 12,99 €/mes. Sube la biblioteca a más de 200 juegos, pero los estrenos llegan ¡un año después!
- Ultimate: 26,99 €/mes. Más de 400 juegos, lanzamientos día uno, EA Play, Ubisoft+ y hasta Club Fortnite. Suena bien, sí… pero el precio duele.
Lo más irónico: lo que antes era “Ultimate”, ahora es “Premium”, pero cuesta más y ofrece menos.
Xbox, ¿te estás olvidando de tus consolas?
La subida de precios no es un caso aislado. Forma parte de una tendencia más amplia: el giro radical de Microsoft con su marca Xbox.
Ya no priorizan sus propias consolas. Juegos exclusivos, pocos. Producción de hardware, cada vez más discreta. La campaña “This is an Xbox” lo deja claro: cualquier cosa puede ser una Xbox, desde tu móvil hasta tu tostadora (casi).
Mientras tanto, despidos masivos, cierres de estudios que compraron a golpe de talonario y una desconexión cada vez mayor entre la comunidad y la marca.
¿Está Xbox dejando morir a su consola?
Con este cambio de rumbo, muchos ya se hacen la gran pregunta: ¿Será la Xbox Series X|S la última consola física de Microsoft?
La idea no suena tan descabellada si miramos los hechos:
- Las ventas de hardware llevan años a la baja.
- Subidas de precio en consolas con tecnología de 2020.
- La app de Xbox ya permite gestionar juegos de Steam.
- La nube y el ecosistema digital tienen cada vez más protagonismo.
La identidad “Xbox” como consola parece diluirse en un mar de servicios.
Cancelaciones masivas y un futuro incierto
Volviendo al Game Pass: la respuesta de los usuarios ha sido contundente. Miles de cancelaciones en cuestión de horas. Algunos lo hacen por protesta, otros por imposibilidad económica, y muchos simplemente porque no ven el mismo valor que antes.
¿Se lo esperaba Microsoft? Puede. ¿Lo gestionaron bien? Claramente no. Subir precios sin ofrecer algo realmente nuevo o mejor ha sido un error de manual.
Te puede interesar: [Latinoamérica vuelve a recibir un gran evento de esports: Santiago será sede del primer Valorant Masters de 2026]
El gran riesgo ahora es perder la confianza de una comunidad que siempre fue muy fiel. Porque, aunque la nube suene muy futurista, muchos aún quieren algo tangible, asequible y con identidad. Y eso, hoy por hoy, Xbox parece haberlo olvidado.

