Si creciste pegado a la pantalla viendo a Goku romper límites, lanzar Kamehamehas o gritar durante cinco episodios antes de transformarse en Super Saiyajin, seguro que recuerdas el impacto de Dragon Ball. Pero lo que tal vez no sepas es que, hace poco más de una década, la franquicia de Akira Toriyama estuvo al borde del abismo.
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Y no por una mala historia, ni por una animación floja… sino por un escándalo musical digno de telenovela.
El culpable no era un villano con aura malvada… era el compositor
Durante la producción de Dragon Ball Z Kai —la versión remasterizada y recortada de la mítica Z— el compositor Kenji Yamamoto fue llamado para renovar las melodías de la serie.
No era ningún novato: había trabajado en Dragon Ball desde los años 80 y también en varios videojuegos de la saga. Todo parecía ir viento en popa… hasta que no.
En 2011 explotó la bomba: fans con oído afilado y algunos investigadores musicales notaron que la música de Yamamoto sonaba sospechosamente parecida a canciones de bandas legendarias como The Beatles, Pink Floyd y Black Sabbath.
Pero no solo eso: también coincidía con partes de las bandas sonoras de películas como Avatar y Terminator Salvation. ¡Un remix no autorizado de proporciones épicas!
Toei entró en modo emergencia (sin necesidad de radar del dragón)
Cuando la verdad salió a la luz, Toei Animation no tuvo más remedio que sacar la espada del juicio final. Cortaron lazos con Yamamoto de inmediato, retiraron su música de Dragon Ball Z Kai y rehicieron toda la banda sonora utilizando pistas originales de la saga.
Incluso los videojuegos que usaban sus composiciones fueron editados. El daño ya estaba hecho, pero actuaron tan rápido como Goku al oler una semilla del ermitaño.
La franquicia sobrevivió... y volvió más fuerte que nunca
A pesar del drama, Dragon Ball se sacudió el escándalo como si fuera polvo de batalla. La reputación de la franquicia quedó intacta entre los fans, y gracias al amor incondicional de su comunidad, siguió creciendo.
De hecho, hace poco el fandom celebró el regreso de Gogeta Super Saiyan 4, lo cual provocó una explosión de nostalgia y emoción entre millones de fans.
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Aunque Dragon Ball Super esté en pausa, la llama sigue viva. Y sí, ahora sabes que el mayor enemigo de Goku no fue un ser intergaláctico… sino unas partituras robadas.