Hace casi 30 años, en la cumbre de su popularidad, la revista que dio vida a Goku y sus amigos alcanzó un récord insuperable. Un número doble que no solo fue un éxito de ventas, sino un reflejo del impacto cultural masivo de Dragon Ball y un momento cumbre para la industria del manga.
En el panteón de las revistas de manga, la Weekly Shonen Jump ocupa un lugar de honor, siendo la cuna de algunas de las obras más influyentes y exitosas de todos los tiempos. Sin embargo, hubo un momento, hace casi tres décadas, en el que esta publicación alcanzó una cima que ninguna otra revista semanal ha podido replicar: su número más vendido. Este hito no se logró por casualidad, sino gracias a la fuerza imparable de su serie estrella en aquel entonces: Dragon Ball, la obra maestra de Akira Toriyama. Fue un punto de inflexión que demostró el poder absoluto de un fenómeno cultural en su apogeo.

La cumbre del éxito: 6.53 millones de ejemplares
Nos remontamos a 1995, un año dorado para Dragon Ball. La popularidad de la saga estaba en su punto más álgido, con el anime arrasando en televisión y el manga en su fase final y más intensa. Fue entonces cuando la Weekly Shonen Jump, específicamente el número combinado 3-4 de 1995, logró vender la asombrosa cifra de 6.53 millones de ejemplares. Para ponerlo en perspectiva, las cifras actuales de ventas de las principales revistas de manga, aunque saludables, no se acercan ni de lejos a este récord histórico. Este número doble era una joya codiciada, una pieza de colección que simbolizaba el dominio total de Dragon Ball sobre el panorama del entretenimiento. Era, sin duda, un testimonio del impacto de Goku y sus amigos en la cultura japonesa y, por extensión, en el mundo.
Dos portadas, una leyenda: La fuerza de Dragon Ball
Lo que hizo a este número aún más especial fueron sus dos portadas legendarias, ambas protagonizadas por Dragon Ball. En la primera, se presentaba a Goku mirando hacia el cielo, con un aura poderosa y un semblante serio, reflejando la intensidad de los acontecimientos finales de la saga. La segunda, aún más icónica y representativa del clímax de la historia, mostraba a Gohan en su estado de Super Saiyajin 2, el guerrero que finalmente derrotaría a Cell, encapsulando la evolución y el poder latente de la nueva generación de héroes.

Estas portadas no eran solo ilustraciones bonitas; eran el reflejo visual de los momentos más épicos que los lectores esperaban con ansias semana tras semana. La decisión de dedicar dos portadas a la misma serie en un número doble no solo era un homenaje al fenómeno Dragon Ball, sino también una estrategia brillante para capitalizar el frenesí de los fans. Cada portada era un imán, una promesa de la acción y la emoción que aguardaban dentro de sus páginas.
Un legado inigualable: El impacto de un hito
El récord de ventas de aquel número de 1995 no es solo una anécdota estadística; es un marcador histórico del poder cultural de Dragon Ball y de la época dorada de la Weekly Shonen Jump. Demostró la capacidad del manga para convertirse en un verdadero fenómeno de masas, trascendiendo el nicho de los cómics y alcanzando a un público generalizado.

Este éxito masivo no solo benefició a Toriyama y su obra, sino que también elevó el perfil de toda la industria del manga y el anime a nivel global, abriendo puertas para futuras series que seguirían los pasos de los Saiyajin. Aunque los tiempos y los formatos de consumo han cambiado drásticamente desde entonces, aquel número de la Shonen Jump sigue siendo un recordatorio palpable de una era en la que el papel y la tinta, impulsados por el genio creativo de Akira Toriyama, podían conquistar millones de corazones en todo el mundo.
