Hay algo en lo que la comunidad gamer rara vez piensa: el inevitable ciclo de la vida real, con ese momento imposible de esquivar en donde todos y cada uno de quienes hemos tenido más de un 1up en nuestras partidas digitales terminaremos enfrentando el momento de nuestra muerte en el mundo verdadero. Bajo tal panorama lo más común es que muy pocos de los suscriptores al servicio de Steam se hayan preguntado entonces qué sucede con todas sus compras acumuladas cuando ellos fallezcan.
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Llega un momento en el que debemos pensar en el legado que dejamos atrás. Para muchos, esto incluye sus posesiones materiales, pero ¿qué pasa con las que son digitales, como los videojuegos de esta plataforma? En fechas recientes por fin ha surgido una respuesta concreta sobre este asunto, pero la situación no es tan sencilla como se podría pensar.
Los colegas de Polygon hace pocos días publicaron un reportaje, en donde relatan cómo un usuario de Steam consultó en un foro servicio de atención al cliente sobre la posibilidad de legar su biblioteca de juegos a alguien más cuando él muriese a través de su testamento. Por desgracia la respuesta que obtuvo fue devastadora y terminó haciendo mucho ruido en redes sociales.
Steam y el enredo de lo que sucede a tus juegos cuando mueres
Todo inició en el foro de ResetEra, con el usuario delete12345, que relató con lujo de detalles y capturas de pantalla cómo contactó al staff de Steam en mayo de 2024 para preguntar si podía integrar su biblioteca en su testamento. Obteniendo una respuesta un tanto enredada.
Ya que técnicamente, el sujeto podría hacer eso de legar sus juegos si comparte su información de inicio de sesión. Superando el tema de la autenticación de dos factores. Pero los títulos que ha comprado él (y todos) en realidad no son transferibles a otra persona. En otras palabras, la respuesta que obtuvo fue para términos prácticos un “lo sentimos, pero no”:
Si bien es posible compartir la información de inicio de sesión, los juegos en sí no son transferibles a otra persona. En esencia, lo que adquirimos en Steam no son los juegos tal cual, como cuando compramos un disco, sino las licencias para acceder a ellos. Esto significa que, al contrario de los juegos físicos que podemos regalar o vender, los títulos digitales quedan atados a nuestra cuenta personal y la licencia es temporal.
Esta situación no es exclusiva de Steam; otras tiendas digitales como PlayStation Store o Xbox Live operan bajo el mismo principio. La razón reside en los acuerdos de usuario que aceptamos al comprar estos productos: adquirimos licencias transitorias, no la propiedad absoluta. Heredar esa licencia temporal es complicado ya que en su momento se adquiere a título individual y personal.
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El problema se complica aún más cuando consideramos las leyes que rigen la herencia digital. Si bien algunos estados han establecido disposiciones para las monedas digtales, la naturaleza de las licencias de software introduce un nuevo nivel de complejidad.
Qué opciones tienen los jugadores de Steam
A pesar de las limitaciones legales, la abogada Claudine Wong, en un artículo de Digital Commons, sugiere incluir en el testamento los deseos del usuario respecto a su biblioteca digital. Ya que proporciona a la familia argumentos para negociar con las plataformas digitales en un futuro que estaría cada vez más cercano, en teoría.
Pero en términos prácticos no hay mucho qué hacer aparte de heredar las contraseñas. De modo que toda esta situación en realidad se trata de un desafío creciente. A medida que más títulos se lanzan exclusivamente en formato digital, el acceso a ellos queda controlado en gran medida por los editores.
Queda por ver si en el futuro se implementarán soluciones que permitan la transferencia de bibliotecas digitales o si se establecerán leyes más claras que protejan los derechos de los usuarios en este ámbito.
Pero por el momento, la mejor opción es ser consciente de las limitaciones actuales y tomar medidas propias para preservar nuestros esta clase de contenido y pasarlo a quienes sigan aquí cuando no estemos.
