Akira Toriyama es al amo, dueño y señor de la creación de los personajes de Dragon Ball. Para cada uno se tomó su tiempo y hurgó en lo más profundo de su imaginación para darle forma a los protagonistas de la historia. Sin embargo, después de tantas décadas de ilustrar es normal que se le acaben las ideas. Le pasó cuando le tocó dibujar a Bills, Dios de la Destrucción ya que el origen de esta deidad la encontró en una insólita mascota de su casa.
El Dios de la Destrucción es uno de los seres más poderosos que hemos visto en Dragon Ball. Sabemos que los Ángeles Guía (como Whis) son más fuertes y los que acompañan a Zeno Sama, Dios del Todo, también lo son. Pero no deja de sorprendernos como Bills derrota a Goku Super Saiyajin 3 con un simple golpe con el dedo.
Cualquiera podría pensar que este personaje está basado en alguna representación histórica de la humanidad. Su aspecto tiene similitudes con las deidades egipcias, pero lamentablemente Bills no viene de nada de eso.
Akira Toriyama cuenta en una entrevista que la realidad es que el aspecto para diseñar a Bills parte de un gato llamado Debo, su mascota durante los últimos 14 años.
Cualquiera que haya visto Dragon Ball Super sabe que Bills es una especie de felino. Específicamente es uno antropomórfico con tonos azules en su piel. Viste una túnica de colores oscuros y lleva consigo un báculo de destrucción.
Aunque Bills es un Dios de la Destrucción y tiene un inmenso poder, no es un ser malvado. Es un personaje excéntrico y tiene una personalidad enigmática. A menudo actúa de manera despreocupada y se divierte explorando y probando la comida de diferentes planetas.
Sin embargo, entre sus capacidades está la de destruir planetas y amenazar la estabilidad de galaxias enteras. También tiene una velocidad y agilidad sobrehumanas, así como la capacidad de controlar y manipular la energía conocida como ki.