Si hay una compañía por la que los gamers esperan que se revele con una consola que revolucione el mercado es Apple, una empresa que en el pasado intentó incursionar en el mundo de los videojuegos, llevándose en una pesada bolsa varios fracasos. Uno de ellos fue la Apple Pippin.
PUBLICIDAD
Lanzada en 1995, la Pippin era un producto del que la compañía de Cupertino presumía, con la posibilidad de conectarse a todos los televisores de la época y un procesador PowePC de 66 MHz y 6MB de memoria combinada.
Como recuerda en un informe el sitio web de Applesfera, Apple creó esta consola en colaboración con Bandai, con el objetivo de posicionarla en un mercado con competidores establecidos como Nintendo y Sony, culpables de su temprana muerte.
Una consola efímera
Ajustando el precio de aquella época con la inflación actual, la Apple Pippin era una consola de más de 450 dólares, que tenía que enfrentarse en las tiendas a la exitosa Nintendo 64 y a la primera PlayStation. El resultado fue un fracaso absoluto que la llevó a la descontinuación en diciembre de 1997.
La Pippin apenas llegó a los 30 juegos, todos en formato de CD y con una calidad de 640 x 480 píxeles. Tenía ranuras para PCI, dos puertos serie y hasta un módem propio de 14.400 bps, uno de sus principales atributos.
Además de conectarse a internet, la consola tenía controles inalámbricos que se conectaban vía infrarrojos, por cierto, mandos curiosos con forma de boomerang y, honestamente, poco ergonómicos.
A nivel de software, la Apple Pippin contaba con una versión especial de macOS 7.5.2 orientada a videojuegos, pero el error de la empresa fue también llevarla en dirección a la educación. Claro que educar está bien, pero las desarrolladoras estaban interesadas en el entretenimiento.
Otro problema fue que Apple pensó en que la Pippin podía ser “mitad computadora”, con compatibilidad con teclado y mouse, confundiendo a los consumidores y sentenciando su final: apenas vendió 42 mil unidades, poco rentable para la compañía.
