Ciencia

Último hallazgo antes del adiós: 3I/ATLAS se va del sistema solar dejando “química” en el aire

Antes de perderse en la oscuridad, observaciones con ALMA lograron un último descubrimiento.

3I/ATLAS
3I/ATLAS

A 3I/ATLAS le pasó lo que a ciertos turistas fugaces: llegó, desató rumores imposibles, se sacó fotos (muchas) y, justo cuando todos querían “un ratito más”, ya estaba haciendo la maleta cósmica. En redes, el cometa fue acusado de todo, desde ser una nave camuflada hasta una amenaza invisible.

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Pero su despedida trae un cierre mucho más interesante —y bastante más realista—: una pista química sobre lo común que podrían ser ciertos ingredientes orgánicos en otros sistemas planetarios.

3I/ATLAS en dos líneas: quién es y por qué importa

3I/ATLAS fue descubierto por el sistema ATLAS el 1 de julio de 2025 y rápidamente se confirmó como objeto interestelar por su órbita hiperbólica (no está “atado” al Sol). Es el tercer visitante de este tipo identificado, después de 1I/‘Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019).


Su aproximación a la Tierra ocurrió el 19 de diciembre de 2025, a una distancia segura de alrededor de 1,8 unidades astronómicas (aprox. 270 millones de km), sin riesgo para el planeta.

Desde ahí, el guion es de salida: 3I/ATLAS sigue un camino de escape que lo devuelve al espacio interestelar. No hay “segunda vuelta”.

El último descubrimiento: metanol y HCN, dos moléculas pequeñas con gran historia

Lo más jugoso de la despedida llegó gracias a observaciones con ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array). Un estudio reportó la detección de metanol (CH₃OH) y cianuro de hidrógeno (HCN) en 3I/ATLAS, medidos en varias fechas durante 2025.

¿Y por qué esto importa? Porque son moléculas orgánicas simples que participan en rutas químicas capaces de formar compuestos más complejos (como precursores relacionados con aminoácidos y bases nitrogenadas).

Dicho sin dramatismo: no es evidencia de vida, pero sí una señal de que la “química útil” podría ser frecuente y, además, transportable en cometas que viajan entre estrellas.

En el estudio se sugiere, además, que parte del HCN podría provenir de la sublimación del núcleo, mientras que el metanol también se asocia a la coma (la nube de gas y polvo que rodea al cometa).

La parte que Internet quiso ignorar: no era una nave camuflada

Desde su descubrimiento, 3I/ATLAS acumuló especulación y sensacionalismo.

Sin embargo, las observaciones disponibles apuntan a un comportamiento coherente con un cometa activo: coma, emisión de gases y polvo por calentamiento solar y una trayectoria que encaja con la dinámica esperada.

En resumen: más ciencia de cometas, menos ciencia ficción.

Un bonus de despedida: el cometa también “brilló” en rayos X

Como extra, astrónomos reportaron observaciones en rayos X de 3I/ATLAS, útiles para estudiar cómo interactúa su gas con el viento solar y qué elementos aparecen en ese proceso. Es otro recordatorio de lo raro que es tener un visitante de otro sistema “a tiro de telescopio”.

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Lo que deja 3I/ATLAS antes de irse

3I/ATLAS no trae marcianitos ni mensajes ocultos, pero sí algo mejor: datos. Cada espectro y cada molécula detectada ayudan a responder una pregunta grande sin necesidad de exagerar: ¿qué tan común es la química orgánica en otros lugares de la galaxia, y cómo se reparte?

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