El universo no tiene favoritos, pero a veces recompensa la paciencia. En plena oscuridad del Desierto Negro de Egipto, el astrofotógrafo Osama Fathi logró algo que ningún observatorio había conseguido hasta ahora: tomar la primera fotografía terrestre aficionada del cometa 3I/ATLAS, un visitante interestelar que se acerca a la Tierra… y que no volveremos a ver jamás.
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Un clic desde el desierto que sorprendió a los científicos
El cometa 3I/ATLAS pasará cerca de nuestro planeta el 19 de diciembre, a unos 270 millones de kilómetros de distancia.
Puede parecer lejano, pero es un verdadero “pestañeo cósmico”. Y aunque ya fue captado por gigantes como el Hubble, el James Webb e incluso sondas rumbo a Marte y Júpiter, la foto que más revuelo causó no vino del espacio, sino de una cámara terrestre, manejada por un entusiasta del cielo nocturno.
Fathi instaló su equipo en la total oscuridad del desierto egipcio, lejos de cualquier luz artificial. El resultado fue una imagen nítida y fascinante del cometa, con su resplandor verdoso, una coma gaseosa bien definida y dos colas claramente visibles.

Un aficionado que igualó a los profesionales (y sin salir del planeta)
La imagen no solo fue estética, sino científicamente valiosa. Permitió comparar en tiempo real lo que veían los telescopios espaciales con una toma hecha desde la Tierra.
Con una cámara astromodificada y 120 exposiciones apiladas, Fathi captó detalles que usualmente requieren millones en tecnología orbital.
Los científicos celebraron el registro como una demostración de lo que es posible con cielos limpios, un buen lente y mucha dedicación. Incluso se confirmaron elementos observados por la Agencia Espacial Europea, como la doble cola: una de polvo, más tenue, y otra de plasma, más energética.
¿Qué hace tan especial al cometa 3I/ATLAS?
Este cuerpo celeste forma parte de un club exclusivo: los cometas interestelares. Solo tres se han confirmado científicamente, lo que convierte a 3I/ATLAS en un verdadero rockstar del cosmos. Su rareza y composición química son una mina de oro para la ciencia.
El cometa contiene metanol y cianuro de hidrógeno, una combinación que genera debate: ¿ingredientes para la vida o veneno mortal? El propio Fathi reflexionó sobre esto en sus redes: “Un visitante más antiguo que nuestro Sol, cruzando nuestro cielo una vez en la vida”.
Una foto que inspira a mirar al cielo
La historia de Fathi no es solo un logro técnico. Es también un recordatorio: no se necesita un telescopio de la NASA para hacer historia astronómica. A veces, basta con estar en el lugar correcto, a la hora adecuada… y tener la sensibilidad de mirar hacia arriba.
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La imagen que captó mientras el desierto dormía ya se convirtió en una pieza clave del rompecabezas cósmico. Y aunque el cometa pronto desaparecerá del Sistema Solar, los datos que deja —y la foto que lo retrató con alma— quedarán para siempre.

