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La trayectoria del 3I/ATLAS podría hacer que tenga un “encuentro” que altere su rumbo

Un visitante interestelar, una trayectoria misteriosa y una cita cósmica.

3I/ATLAS
3I/ATLAS

No todos los días recibimos visitas interestelares. Y mucho menos de cometas que viajan a casi 60 km por segundo y podrían alterar su rumbo por la influencia gravitacional de un planeta gigante.Ese es exactamente el caso de 3I/ATLAS, un viajero cósmico de origen desconocido que podría cambiar su trayectoria tras un posible “encuentro” con Júpiter.

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Pero no te preocupes, no hay riesgo para la Tierra —aunque sí una gran oportunidad científica.

El visitante más veloz del vecindario (galáctico)

Detectado el 1 de julio de 2025 por el sistema ATLAS, este cometa no es cualquier piedra espacial: viene del espacio interestelar, tiene una órbita tan excéntrica que descarta cualquier origen solar, y se mueve a unos 58 kilómetros por segundo. Un bólido cósmico con pasaporte galáctico.


Los astrónomos lo están observando con lupa, ya que su paso ofrece una ventana única para estudiar materiales primitivos de otras regiones de la Vía Láctea. Y, por si fuera poco, su trayectoria podría estar a punto de cambiar.

Júpiter: el gran “influencer” gravitacional

Según simulaciones recientes publicadas en arXiv, 3I/ATLAS podría tener un momento decisivo en marzo de 2026, cuando pase cerca del gigante gaseoso Júpiter, específicamente a 0,355 unidades astronómicas, dentro de su radio de Hill (la zona donde la gravedad joviana manda).

Este paso podría alterar significativamente el rumbo del cometa, dependiendo de varios factores, como la desgasificación del núcleo y la presión solar. Marte, en comparación, pasará desapercibido en esta historia: su influencia será mínima.

De Sagitario a Géminis, con escala en Júpiter

El análisis orbital sugiere que 3I/ATLAS entró al sistema solar desde la constelación de Sagitario y lo abandonará hacia Géminis. Los expertos creen que podría provenir del disco grueso de la galaxia, una región repleta de estrellas veteranas y cuerpos celestes que han visto de todo.

De hecho, se estima que no ha tenido encuentros cercanos en al menos 10 millones de años, y que incluso podría llevar miles de millones de años viajando solo por la galaxia. Así que sí, este desvío sería su primer “evento social” en eones.

¿Y qué puede hacer la ciencia al respecto?

Mucho. El estudio recomienda observarlo entre el 9 y el 22 de marzo de 2026, cuando la sonda Juno podría situarse muy cerca del cometa —a menos de 0,4 UA—, en una posición ideal para medir su comportamiento.

El interés no es solo orbital. También se busca entender cómo reacciona el núcleo de 3I/ATLAS ante fuerzas externas, y qué secretos químicos o físicos esconde un objeto que ha viajado tan lejos por tanto tiempo.

¿La última oportunidad de conocerlo de cerca?

3I/ATLAS no se queda a vivir. Una vez que cruce el sistema solar, seguirá su camino rumbo al infinito… y más allá. Por eso, los astrónomos tienen puesta toda su atención en esta etapa crucial.

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Un desvío por Júpiter podría enseñarnos más que años de teoría, y ayudar a reconstruir el rompecabezas de su origen interestelar.

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