¡Resucitó! En 2020, el cometa 3I/Atlas, el segundo objeto interestelar que detectamos, se convirtió en una celebridad fugaz. Sin embargo, su aproximación al Sol pareció ser fatal: las observaciones del Hubble mostraron que se estaba fragmentando en múltiples piezas. La comunidad científica lo dio por “muerto,” asumiendo que el cuerpo principal se había vaporizado. ¡Gran error!
El último monitoreo revela un hallazgo que mantiene a los astrónomos en estado de alerta máxima: el núcleo principal de 3I/Atlas no solo sobrevivió a la fragmentación, sino que sigue activo. Este no es solo un cometa; es un guerrero cósmico con una resistencia que rompe todos nuestros modelos de física cometaria.
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El error de predicción: La resurrección del núcleo
El drama de Atlas radica en la discrepancia entre la predicción y la realidad.
Los cometas del Sistema Solar suelen tener núcleos de hielo frágiles. Al acercarse al Sol (el perihelio), el calor provoca eyecciones de gas masivas que a menudo los hacen estallar. Cuando Atlas se rompió en varios pedazos más pequeños, se asumió que el calor lo había vaporizado por completo.
Las observaciones de seguimiento revelaron la presencia de un núcleo grande, coherente y aún expulsando material. Atlas no se convirtió en polvo; simplemente se desprendió de sus capas más débiles para revelar una armadura central mucho más resistente.

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Resistencia extraterrestre: El secreto de su armadura
¿Por qué este cometa, que viajó durante milenios por el vacío, se mostró tan resistente, mientras que muchos de nuestros cometas locales no lo son?
- Núcleo de Hierro (Metafórico): La supervivencia de 3I/Atlas sugiere que su núcleo es más denso, más compacto o posee una estructura interna más fuerte que los cometas nacidos en nuestra Nube de Oort.
- El Misterio de la Composición: La alta resistencia al estrés térmico y gravitacional apunta a que el material que compone a Atlas proviene de un sistema solar donde las condiciones de formación eran drásticamente diferentes. Si el hielo y las rocas se compactaron bajo presiones extremas, el resultado es esta resiliencia alienígena. Es como si el cometa hubiese sido forjado bajo condiciones de “supervivencia” cósmica.
La última oportunidad: Monitoreo desesperado
Con el núcleo principal intacto y el cometa alejándose rápidamente de la órbita solar, la comunidad científica está en una carrera contrarreloj para obtener la mayor cantidad de datos posible. Los telescopios más potentes del mundo están enfocados en la trayectoria de Atlas para estudiar su tasa de actividad y los gases que emite mientras se aleja. El objetivo es determinar si la misteriosa dureza de su núcleo está acompañada de una composición química igualmente exótica.

La simple supervivencia de Atlas obliga a los astrónomos a replantearse sus modelos de fragilidad cometaria, especialmente para los objetos que se forman en otros sistemas. El universo acaba de demostrar que tiene trucos de ingeniería que no conocíamos.
Nunca subestimes al nómada
El cometa 3I/Atlas es la definición de un viajero estoico. Se rompió, se dio por vencido, y luego demostró una tenacidad inesperada.

Su núcleo ahora se dirige de vuelta al vacío interestelar, pero lo hace dejando una lección crucial: los objetos de fuera son más duros de lo que la ciencia local había imaginado. El universo siempre tiene una manera de recordarnos lo poco que realmente sabemos.

