¡Sácale el polvo a tus películas de ciencia ficción! Durante décadas, soñamos con el “Viaje Fantástico”: una pequeña nave que se encogiera para navegar por el torrente sanguíneo, reparando daños desde dentro. Pues bien, la fantasía acaba de convertirse en un paper de alta ciencia.
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Un equipo de la prestigiosa ETH Zurich (Suiza) ha creado un microrobot que es capaz de navegar las arterias más estrechas y administrar una carga farmacológica justo donde más se necesita: directamente en un aneurisma, un coágulo cerebral o un tumor maligno. Es la cirugía sin bisturí, controlada por imanes, y es la cosa más cool y aterradora que verás hoy.

El cirujano invisible: Un robot guiado por magnetismo
El mayor problema de la quimioterapia o los fármacos para disolver coágulos (trombolíticos) es que atacan todo el cuerpo. El daño colateral es brutal. Este microrobot, con un tamaño similar al de un grano de arena, es la solución de ultra-precisión:
- Hecho en Suiza: La tecnología fue desarrollada por el laboratorio del Profesor Bradley Nelson en la ETH Zurich. Su diseño esférico o de hélice (dependiendo de la aplicación) está pensado para moverse con precisión de cirujano.
- El Control Remoto: El robot no es autónomo (aún no estamos en Terminator). Se guía a través del sistema circulatorio mediante campos magnéticos externos. El cirujano manipula un campo que empuja o tira del robot hasta el punto exacto del problema. ¡Es como jugar con un joystick de super-precisión dentro de una persona!
¿Cómo navega por el tráfico sanguíneo? La magia de la nanotecnología
El torrente sanguíneo es un río furioso. Navegarlo requiere velocidad y protección.
El microrobot se fabrica con materiales biocompatibles (a veces usando nanopartículas encapsuladas en algas o membranas celulares) y lleva el fármaco encerrado en un recubrimiento de gel.

Cuando el robot llega al coágulo o al tumor, el cirujano aplica un campo magnético de alta frecuencia que calienta las nanopartículas internas. Este calor disuelve la cubierta de gel y ¡boom! La quimioterapia o el agente trombolítico se libera solo en el punto afectado.
Para los coágulos que causan ictus (accidentes cerebrovasculares), el microrobot puede llegar a la obstrucción en minutos, perforarla y disolver el coágulo con el medicamento, salvando tejido cerebral antes de que el daño sea irreversible.
El objetivo: Tumores, aneurismas y el fin de los problemas invasivos
Los ensayos iniciales, ya exitosos en réplicas de silicona y animales grandes, apuntan a las aplicaciones más críticas:
- Tumores: El robot inyecta el agente quimioterapéutico directamente en la masa tumoral. Esto aumenta la eficacia y reduce dramáticamente los efectos secundarios tóxicos de la quimioterapia tradicional.
- Aneurismas: Para estas frágiles “bombas de tiempo” cerebrales, el robot ofrece una alternativa menos invasiva que las microcatéteres manipulados manualmente, una tarea que puede llevar horas y es extremadamente peligrosa.
- Otras Misiones: La tecnología también se está explorando para el tratamiento de trombosis retinianas (coágulos en el ojo) y la regeneración ósea.
Cuando la ciencia imita a la ficción
Este microrobot es más que un dispositivo médico; es el inicio de la era de la cirugía de precisión absoluta. Nos demuestra que el futuro de la medicina no está en operaciones cada vez más grandes, sino en dispositivos cada vez más pequeños, manejados por humanos con la ayuda de la tecnología más avanzada.

Aunque los ensayos clínicos en humanos tomarán todavía algunos años (se estima que entre 3 y 15 para su aprobación total), el mensaje es claro: en un futuro no muy lejano, no habrá problema dentro de tu cuerpo que una pequeña máquina, guiada por un campo magnético, no pueda reparar. El Viaje Fantástico no fue solo una película; fue un spoiler de lo que el ser humano puede lograr.

