Un estudio de modelado climático advierte que la ventana para limitar el daño catastrófico ya no se centra solo en evitar un “pico” de temperatura, sino en la fecha en que se estabilicen las emisiones de CO2.
La investigación concluye que si no se alcanza el equilibrio de emisiones netas cero antes de 2060, el calentamiento provocado persistirá por siglos, condenando de forma irreversible a las poblaciones futuras a olas de calor que superan los límites de la supervivencia humana en algunas regiones.
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El legado multigeneracional del CO2
La nueva investigación cambia el enfoque del debate climático, moviéndolo de la preocupación por los próximos 50 años a la responsabilidad sobre los próximos 500 años. Los modelos climáticos utilizados por los científicos evalúan lo que denominan la “exposición acumulada” a las altas temperaturas.

El estudio, que analizó diversas trayectorias de emisiones, subraya que la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera tiene una vida útil muy larga. Esto significa que cuanto más se retrase el punto de estabilización (donde las emisiones que entran se igualan con las que se eliminan), más se prolongará el periodo de sufrimiento para las generaciones futuras, incluso si logramos reducir las emisiones después.
La fecha crítica de 2060: Una hipoteca irreversible
La fecha límite clave que surge de los modelos es el año 2060. Los resultados son contundentes:
Si las emisiones se estabilizan antes de 2060, las generaciones futuras podrían ver una disminución de la exposición a las olas de calor extremas dentro de su vida útil.

Si el mundo posterga el balance de emisiones más allá de 2060, la exposición al calor extremo se vuelve un estado “casi permanente”, que durará siglos e hipotecará las condiciones de vida de las poblaciones nacidas en el siglo XXII y más allá.
Esto convierte a la década actual en una ventana de acción crítica que no solo define la vida de quienes hoy están vivos, sino la calidad de vida de las generaciones futuras.
Por qué persiste el calor: La inercia de los océanos
La razón por la que el calentamiento es tan persistente y difícil de revertir radica en la inercia del sistema climático terrestre, impulsada por dos factores principales:
- Acumulación de CO2: El dióxido de carbono se acumula en la atmósfera, ejerciendo su efecto de gas de efecto invernadero por periodos de tiempo muy extensos.
- El Océano como Batería Térmica: Los océanos actúan como una gigantesca batería, absorbiendo y redistribuyendo el exceso de calor. Incluso si el CO2 atmosférico comienza a disminuir, los océanos tardarán siglos en liberar el calor absorbido, manteniendo el planeta en un estado de calentamiento elevado.

La advertencia de los científicos es que las decisiones que tomemos hoy sobre cuándo alcanzaremos el cero neto determinarán no el pico del calentamiento, sino su duración, condenando al planeta a un estado de calor extremo que perdurará por generaciones.

