Parece que la saga del 3I/ATLAS es el thriller espacial que no pedimos, pero que seguimos con hype descontrolado. Ya habíamos celebrado que la señal de radio confirmaba su naturaleza de cometa de agua.
¡Pero no tan rápido! Avi Loeb, el astrónomo de Harvard que ve naves alienígenas hasta en la sopa, ha vuelto al ruedo con nueva evidencia anómala que pone en jaque a la NASA. Según él, el objeto interestelar no es una simple roca helada que se sublima, sino una estructura artificial camuflada. Los datos más recientes muestran gigantescos chorros de material que, según Loeb, son más consistentes con “escapes de propulsores tecnológicos” que con el comportamiento natural de un cometa. ¡Adiós a la paz científica, hola a la teoría OVNI!
El problema de los chorros: ¿Agua o afterburner?
La nueva controversia se centra en las observaciones realizadas por el Telescopio Óptico Nórdico en España. Los astrónomos notaron que el 3I/ATLAS está emitiendo “chorros” de material (la desgasificación de su cola) con patrones que no encajan en el modelo tradicional de un cometa.

El objeto emite dos escapes notables. Uno se extiende hacia el Sol (como es normal), pero el otro, tres veces más largo y espectacular, apunta en la dirección opuesta.
El científico argumenta que este patrón es anómalo. Si fuera solo sublimación de hielo por el Sol, los chorros deberían tener una distribución más uniforme o centrada en un lado. En cambio, sugiere que lo que estamos viendo es un escape deliberado de gases, como si fueran propulsores de una nave espacial intentando ganar velocidad o maniobrar para salir de nuestro Sistema Solar.

“Un propulsor que apunte su escape hacia el Sol aceleraría alejándose de él. Esta maniobra podría ser empleada por una nave espacial que busca ganar velocidad”, es la hipótesis desafiante de Loeb.
¿Por qué es tan polémico este 3i/Atlas? El historial
Este no es el primer objeto interestelar que genera este tipo de debate (¡hola, Oumuamua!), pero el 3I/ATLAS es especialmente controvertido por su tamaño (se estima entre 10 km y 20 km de diámetro) y su velocidad hiperbólica (58km/s), que es la más alta jamás observada.
El Cometa Más Rápido
Su velocidad es tan extrema que difícilmente podría haber sido capturado por la gravedad de nuestro Sol; está de paso y a toda prisa.
El Debate No Se Cierra
Aunque la NASA insiste en que la evidencia apunta a un origen natural (un cometa muy rápido y grande), las anomalías como la forma inusual de sus chorros, y el interés de figuras como Loeb, mantienen viva la llama de la especulación. Para los conspiranoicos, la insistencia en un origen natural es parte de una “cortina de humo” para ocultar la verdad.

El desafío de Harvard
Al final, Loeb no solo está desafiando a los astrónomos, sino también a la comunidad de inteligencia (que algunos reportes dicen que está “bloqueando” información).
Él exige que la NASA libere todas las imágenes para que la comunidad científica pueda despejar las anomalías o, por el contrario, aceptar la posibilidad de que el tercer visitante interestelar sea algo que no hemos visto jamás: tecnología de otra estrella.

