El tipo que quiere mandarnos a Marte y meternos chips en el cerebro para que chateemos con la mente, Elon Musk, lo ha vuelto a hacer. Después de ponernos a soñar con telepatía y curar parálisis, ahora su empresa Neuralink va por algo aún más alucinante: devolverle la visión a personas ciegas usando, sí, adivinaste, ¡implantes cerebrales! Y lo mejor (o lo más loco, según se mire) es que los ensayos en humanos podrían empezar en cuestión de meses. Agárrense porque la cosa se pone seria.
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Ver sin ojos: la promesa descabellada (y posible) de Neuralink
El plan de Musk suena a guion de película cyberpunk, pero con él, uno nunca sabe. La idea es sencilla en su concepto, pero brutalmente compleja en su ejecución: si el cerebro es el que “ve” al interpretar las señales de los ojos, ¿por qué no bypassar los ojos dañados y enviar esas señales directamente al cerebro?

Eso es precisamente lo que Neuralink busca lograr. El famoso implante cerebral, ese mismo que ya ha demostrado su potencial en personas con parálisis al permitirles controlar dispositivos con la mente, ahora se enfocaría en decodificar y transmitir la información visual.
La tecnología detrás de Neuralink es una maravilla de la ingeniería. Piensa en miles de hilos ultrafinos, más delgados que un cabello humano, repletos de electrodos, que se implantan directamente en el cerebro. Estos hilos son capaces de leer la actividad neuronal y, en teoría, también de estimularla. El objetivo es que estos implantes puedan captar información del mundo exterior (quizás a través de una cámara externa que funcione como “ojo artificial”) y traducir esa información en impulsos eléctricos que el cerebro pueda interpretar como imágenes. Es como reinstalar un software de visión en un hardware humano.

¿Meses para la luz? El cronograma ambicioso de Musk
Musk es famoso por sus calendarios optimistas (a veces demasiado), pero cuando se trata de Neuralink, sus avances han sido constantes, aunque polémicos. El hecho de que hable de ensayos humanos “en meses” para esta aplicación específica de la visión es un indicativo de que el desarrollo en laboratorio ha avanzado a pasos agigantados. Recordemos que ya tienen experiencia con pacientes humanos, lo que les da una base sólida para esta nueva fase.
Este tipo de avances no solo significa la posibilidad de restaurar la vista, sino también un futuro donde las discapacidades sensoriales podrían ser cosa del pasado. Es un paso gigantesco hacia una interfaz cerebro-máquina mucho más sofisticada, que podría abrir puertas a tratamientos para una infinidad de condiciones neurológicas. Imagina no solo ver, sino quizás percibir el mundo de formas completamente nuevas, gracias a la tecnología. Por supuesto, el camino está lleno de desafíos éticos, técnicos y médicos, pero la visión (nunca mejor dicho) es clara y ambiciosa.
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Más allá de la visión: la revolución Neuralink
Restaurar la vista es solo una pieza del rompecabezas que Musk y Neuralink están armando. El objetivo final es crear una simbiosis entre el cerebro humano y la inteligencia artificial, una “interfaz cerebral de banda ancha” que podría, según sus creadores, permitirnos comunicarnos sin palabras, controlar ordenadores con el pensamiento y, en el largo plazo, incluso “fusionarnos” con la IA para asegurar la supervivencia de la humanidad.

Así que, mientras el mundo debate si es ético implantarse chips en el cerebro, Elon Musk ya está pensando en la próxima frontera, en devolverle a la gente uno de los sentidos más preciados. Es una historia de ciencia, ambición y una pizca de locura, como todo lo que sale de la mente del dueño de Tesla y SpaceX. ¡Prepárense, porque el futuro ya no es lo que era! (O lo que iba a ser...)