Hicieron crecer pelaje de mamut lanudo en ratones de laboratorio. Recrearon la composición del extinto lobo huargo y tienen muchos proyectos que son más ambiciosos para implementar en el ecosistema de la Tierra. La edición genética parece que llegó para quedarse y es posible que no sea tan buena noticia como pensamos.
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Devolver a un animal de la extinción es un hecho que la ciencia tiene para festejar. Siempre que un integrantes de la cadena de la fauna y la flora se va para siempre, el planeta sufre consecuencias que probablemente sean irreversibles.
Lo que pasa es que algunos científicos podrían dejar que la edición genética se salga de control, con experimentos que no le suman nada al planeta, más que el morbo que representa una especie inédita.
El profesor Krishanu Saha, científico de la Universidad de Wisconsin-Madison, estará al frente de un conversatorio en el que se abordarán temas como los límites de la ingeniería y de la ciencia.
Saha explica que la ciencia tiene que tener un ente regulador, para que hallazgos científicos como la edición genética no se salga de control. ¿A qué se refiere? Advierte que no estamos muy lejos de combinar genes de animales en humanos, para hacer especies racionales, pero con habilidades del reino animal.
“Hubo algunos experimentos de prueba de concepto en los que esencialmente cortaron un gen que normalmente conduciría a la creación de un páncreas en una rata y luego trasplantaron células normales de ratón en ese embrión de rata”, dijo el profesor Saha.
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“Esta es una manera de producir potencialmente grandes porciones, si no un órgano entero, de otra especie”, añade el experto.
Por lo tanto, estas técnicas podrían utilizarse para combinar las características de humanos y animales, reseña Daily Mail.
El mismo medio, tomando estas declaraciones y conjeturas, le pidió a la IA que le de ejemplos de especies editadas genéticamente, para que tengamos una idea de lo que podríamos ver en el año 2.100, dentro de exactamente 75 años.



