¿Te has olvidado dónde dejaste las llaves por quinta vez hoy? Tal vez la solución no esté en apps de organización ni en súper alimentos milagrosos, sino en algo mucho más simple: masticar. Sí, así como lo lees.
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Un estudio en Corea del Sur acaba de revelar que masticar algo duro durante solo cinco minutos puede darle un empujón a tu memoria. Y no, no estamos hablando de chicles de menta ni de gomitas, sino de algo realmente firme, como palitos de madera.
No te preocupes, nadie espera que empieces a masticar muebles, pero sigue leyendo porque esto tiene sentido.
El secreto del glutatión: el “superhéroe” del cerebro
Cuando masticas con fuerza, tu cerebro libera más glutatión (GSH), un antioxidante que lo protege del estrés y el envejecimiento. Imagínalo como un escudo contra el daño oxidativo, algo crucial porque el cerebro usa 20% del oxígeno de tu cuerpo y es bastante vulnerable al desgaste.
Los investigadores descubrieron que quienes masticaron palitos de madera (sí, esos que usa el doctor para ver tu garganta) tuvieron más glutatión en el cerebro y mejoraron su memoria inmediata. Mientras tanto, los que masticaron chicle… bueno, al menos tuvieron un buen aliento.
¿Toca empezar a morder lápices? Mejor no
Antes de que salgas a masticar cualquier cosa que encuentres en tu escritorio, tranquilo. No hace falta arriesgar una visita al dentista. En lugar de palitos de madera, puedes probar con opciones más seguras y deliciosas: zanahorias, frutos secos, manzanas o cualquier alimento crujiente.
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La idea es simple: cuando masticas algo duro, activas regiones cerebrales, aumentas el flujo sanguíneo y, según este estudio, ¡potencias tu memoria! Así que la próxima vez que necesites recordar algo importante, tal vez en lugar de un café… prueba con un puñado de almendras.
Conclusión: dale un workout a tu mandíbula
Aún se necesitan más estudios para entender por qué esta técnica funciona tan bien, pero lo que está claro es que masticar fuerte no solo ayuda a triturar la comida, sino que también puede ser un aliado de tu memoria.
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Así que ya sabes: si te cuesta recordar nombres, fechas o incluso lo que ibas a hacer hace cinco minutos… ¡dale más trabajo a tu mandíbula! Quién diría que la clave para una mejor memoria estaba en algo tan sencillo como comer con más entusiasmo.