Seguro te ha pasado: abres Instagram “un minuto” y, cuando te das cuenta, han pasado 40 minutos, sigues en pijama y ya no recuerdas por qué abriste la app en primer lugar. No es magia, es ciencia.
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Un estudio de la Universidad de Durham analizó lo que le ocurre a tu cuerpo mientras navegas por Instagram y cuando intentas dejarlo. Y sí, hay pruebas de que esta red social juega con tu cerebro más de lo que crees.
Instagram y la montaña rusa de tu cuerpo
Los investigadores midieron la frecuencia cardíaca, la sudoración y el nivel de ansiedad de un grupo de personas mientras usaban Instagram.
Los resultados fueron claros:
- Mientras navegas, tu corazón se desacelera, pero tu piel se activa, como si estuvieras en modo “hiperconcentrado y emocionado”.
- Al dejar de usar la app, la frecuencia cardíaca aumenta y el cuerpo muestra signos de estrés y ansiedad.
En otras palabras, Instagram nos mantiene atrapados en un estado de inmersión total y, cuando intentamos alejarnos, nuestro cuerpo reacciona como si le hubieran quitado algo importante.
¿Por qué nos engancha tanto?
El estudio sugiere que Instagram activa un estado llamado “atención motivada”, lo que básicamente significa que:
- Nos sumergimos por completo en lo que vemos.
- Nos emocionamos con cada nueva publicación.
- Sentimos que estamos conectados con los demás.
Este mecanismo es el mismo que se activa con otras conductas adictivas, lo que explica por qué es tan difícil salir de la app sin sentir que te estás perdiendo de algo.
Según el Dr. Niklas Ihssen, uno de los autores del estudio:
“No es solo que nos guste Instagram, es que genera respuestas fisiológicas que nos mantienen inmersos y estimulados”.
O dicho de otro modo: Instagram está diseñado para que sigas ahí, sin darte cuenta del tiempo que pasa.
¿Y qué pasa cuando dejamos Instagram?
Aquí es donde las cosas se ponen interesantes. Cuando los participantes dejaban de usar la app, su cuerpo reaccionaba como si estuvieran en un pequeño estado de abstinencia:
- Aumentaba la frecuencia cardíaca.
- La piel mostraba más signos de estrés.
- Los usuarios reportaban ansiedad y ganas de volver a abrir la aplicación.
Y lo más llamativo: esto pasaba incluso en personas que no tienen un uso problemático de las redes sociales.
Es decir, no necesitas ser un adicto a Instagram para que tu cuerpo reaccione de esta manera.
El ciclo de estrés de las redes sociales
Según los investigadores, esto podría explicar por qué revisamos Instagram tantas veces al día. El ciclo es más o menos así:
- Abres Instagram y sientes placer y recompensa.
- Lo cierras y sientes estrés y ansiedad.
- Lo vuelves a abrir para calmar esa sensación.
- Repite el proceso unas 20 veces al día.
Sin darnos cuenta, estamos entrenando a nuestro cerebro para asociar Instagram con alivio, lo que nos hace volver una y otra vez.
¿Cómo salir de este ciclo?
Si sientes que Instagram te está absorbiendo demasiado, aquí van algunos trucos sencillos:
- Quita el ícono de la pantalla de inicio. Si tienes que buscar la app manualmente, la abres menos por impulso.
- Desactiva las notificaciones. Sin alertas constantes, la urgencia de revisar desaparece.
- Establece horarios de uso. En lugar de entrar cada cinco minutos, define momentos específicos para ver redes sociales.
- Prueba un descanso. Unas horas, un día o hasta una semana sin Instagram pueden ayudarte a notar cuánto te afecta realmente.
Conclusión: Instagram sí nos afecta físicamente
Este estudio demuestra que Instagram no es solo una distracción inofensiva. Tiene un impacto real en nuestro cuerpo y cerebro, y nos mete en un ciclo de inmersión, recompensa y estrés que nos mantiene regresando sin darnos cuenta.
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Así que la próxima vez que sientas el impulso de abrir Instagram sin motivo, pregúntate: ¿realmente quiero hacerlo o solo estoy buscando mi próxima dosis de dopamina?