Este año quedará marcado por el boom de la Inteligencia Artificial, un invento que no ha parado de crecer desde que se dió a conocer y ahora, en un nivel que no se imaginaba antes, se busca que la IA deje las conversaciones casuales y sea capaz de detectar olores aunque no está siendo una tarea para nada sencilla. Todo dado a conocer gracias a una investigación dada a conocer por la revista Nature.
PUBLICIDAD
Un misterio milenario
A pesar de que el olfato es uno de nuestros sentidos más primitivos, su funcionamiento sigue siendo un gran misterio para la ciencia. Si bien lo es debido a diversos factores, la que sin duda alguna se lleva el título a ser la mayor incógnita es la relación entre la estructura química de una molécula y el olor que percibimos. Dos sustancias con estructuras muy similares pueden oler completamente diferente, mientras que otras con estructuras muy distintas pueden generar aromas casi idénticos.
Por si no fuera suficiente con eso, la mayoría de los olores son mezclas complejas de decenas o incluso cientos de moléculas, lo que dificulta aún más comprender cómo se relacionan estas estructuras químicas con la experiencia olfativa. Mientras que otra cuestión sin resolver es cómo nuestro cerebro interpreta y compara los diferentes olores pues a diferencia de la vista y el oído, que tienen sistemas de detección relativamente sencillos, el olfato humano cuenta con cientos de receptores olfativos que le agregan una capa más de complejidad a este sentido.
Sin embargo, la comunidad científica está cada vez más interesada en descifrar el código del olfato. Los avances en biología molecular, análisis de datos e inteligencia artificial ofrecen nuevas herramientas para abordar este complejo problema. Los investigadores esperan que al comprender los mecanismos biológicos detrás del olfato, podamos obtener una mejor comprensión de cómo los animales utilizan este sentido para encontrar alimento, pareja y orientarse en su entorno. Además, el estudio del olfato tiene aplicaciones potenciales en diversos campos, como la medicina (diagnóstico de enfermedades a través del olfato), la industria de perfumes y la creación de repelentes de insectos.
Para llegar a la resolución de este misterio, en los últimos años, se han desarrollado modelos computacionales capaces de relacionar estructuras químicas con olores. Aunque estos modelos aún tienen limitaciones, representan un gran avance en la investigación del olfato dentro de la comunidad científica que está cada vez más cerca de resolver esta incógnita.